miércoles, 21 de diciembre de 2022

Desiderata en una noche desestrellada



 Siempre comento que cuando me siento roto es cuando más predisposición tengo para escribir. Es la mejor manera es desembocar todas esas emociones en unas cuantas líneas que al final no dicen nada. Basta con recostarme en el suelo cada noche y levantar mi mirada hacia el cielo para no ver absolutamente nada, extraño tanto ese cielo estrellado que me acobijaba cada noche de mi juventud, nunca valoré pequeños detalles como esos hasta que los perdí, el levantar mi mirada y pedirle deseos a las estrellas, a un mar de estrellas. Es cuanto menos, irónico que sea el mismo cielo visto de diferente perspectiva, quizás así son mis emociones, pueden verse de maneras muy distintas en diferentes puntos pero siempre serán las mismas emociones presentes, cada quien juzga a su manera y las piensa y vive diferente. 

“Sé gentil contigo mismo, tu eres un hijo del universo, no menos que los árboles o las estrellas, en la ruidosa confusión de la vida, mantén paz en tu alma” Max Ehrmann Desiderata. Esta es una frase que llevo tatuada en mi corazón, en mi mente y literalmente en mi cuerpo.

Para llegar a la próxima idea debo describirme (como siempre lo hago, ya pienso que es un cliché literario). Soy emocional, pegajoso, romántico y sentimental, pensaba que conforme los años pasaran, eso se iría disminuyendo hasta posiblemente desaparecer. A fin de cuentas desde el 2018 me protegí en un caparazón emocional tan fuerte que no dejé que nadie pudiera entrar en el. Pensaba, erróneamente, que ese caparazón se había incrustado mucho mas allá de lo superficial que yo pretendí que era. Cuando al fin permití que alguien entrara en ese caparazón emocional y que fluyera sin limite alguno todos mis sentimientos y emociones, noté que lo único que había dentro, era alguien indefenso, sin armas y sin poder hacer absolutamente nada para protegerse. ¿Que me habría hecho ser de esta forma? Pienso si fue algo de mi niñez, en la crianza que me dieron o si simplemente soy débil emocionalmente y ya, sin motivo, sin causa, sin excusas y ya está. Seria que desde pequeño mi personalidad se fue construyendo en base a un sentimentalismo profundo que me hace llorar con películas tontas y con prácticamente cualquier palabra que pueda herirme. Tanto así, que a veces pienso de mi empatía como un defecto. Como me gustaría poder ver a alguien de extremas necesidades, ver sufrir a alguien o un animal hambriento en la calle y poder NO sentir nada, hacer como a todos que les da igual. Pero más allá de eso, mi empatía me lleva a un punto en donde antes de decir o hacer cualquier cosa, pasa por mi mente que pasaría si me dijeran o hicieran eso a mi. Claro que aun cometo errores, no soy perfecto. Es más, ayer me di cuenta que me he expresado mal sobre algunas personas y me siento apenado por haberlo hecho, aunque considero que el aprendizaje nunca termina, estamos criados con pensamientos tan retrógrados y tan marcados en nuestro subconsciente que no existe manera sencilla de liberarnos de todo eso en un solo instante, somos seres con  raciocinio, por lo que entre los constantes cambios que se presentan en nuestra sociedad en favor de una armonía y paz entre nosotros, el mejorar cada día más sobre como nos comportamos y hablamos hacia y sobre los demás es una tarea necesaria. 



Últimamente me pregunto sobre el poder de la sinceridad. Que tanto puede desatar y si es conveniente o no practicarla al 100%. Si, comprendo que todos mentimos en algún momento. Por ejemplo hoy me pidieron dinero prestado, dije, no tengo. Claramente tengo mi presupuesto designado para las cosas que quiero comprar o adquirir de aquí al 31 de diciembre, pero jamás presto dinero si no es una persona cercana, así que mentí al decir que no tenía dinero. Es por ello que siento que existen niveles respecto a las mentiras, unas banales y sin mayor relevancia en nuestro día a día y otras que pueden cambiar el rumbo completo de toda tu vida, para bien o para mal. Es que quizás la verdad intimida demasiado, hace prosperar temores y miedos ante las infinitas  posibilidades que pudieran ocurrir luego de ella, o simplemente es que nadie quiere oír la verdad o no está preparado para hacerlo. Nadie quiere escuchar que rezar a un Dios no te hará mejor persona, culpar al “diablo” o demonios por tus actos y las consecuencias que estos acarrean no te librará de la culpa. Viven en un entorno de mentiras que solo les hacen sentir mejor para así, expiarse las culpas, siempre hacia otras personas o seres inexistentes. Desde ese punto en adelante, todo en mas sencillo con las mentiras, una vida mas simple, lo que todos quieren, lo simple y lo falso. Justifican sus comportamientos en base a mentiras pues les es más fácil eso que afrontar la realidad de sus sentimientos y emociones, les es más fácil manejar una falsa historia que la realidad de saber que no sienten un mínimo de empatía hacia el prójimo. Es más fácil y siempre será más fácil mentir que aceptar que no somos perfectos, del mismo modo que aceptar nuestras perversiones, inmadurez y errores, nos idealizamos a nosotros mismos con el único fin de servir en una competencia imaginaria sociocultural donde se cree que se es mejor que los demás a mayor perfección demostremos (sin importar que pueda ocurrir en el camino y a cuantas personas debas pisotear para lograrlo). La verdad duele una vez, la mentira cada vez que la recuerdas. Una frase muy cierta, usada como cliché pero totalmente cierta, puede ser que muchos no vean el problema en todo esto, sin embargo yo, no deseo estar o mantener relaciones interpersonales basadas en las mentiras e hipocresía. Para muchos será y es sencillo hacerlo, pero con ello se logra alcanzar una verdadera felicidad?, quizá soy yo el errado y vivir así es el camino a la felicidad. 

Y ¿si el problema real es que no estamos preparados es para decir la verdad? Lo he pensado, puede que las personas no estén preparadas para decir la verdad frente a los demás pues eso involucra el tener que hacerse cargo de todas y cada una de las consecuencias que pueda traer. Es por eso que es tan fácil ver comentarios de odio y hasta amenazas de muerte en internet, pues demuestran realmente lo que son, lo que piensan y consideran que detrás de un teclado no tendrían que hacerse cargo de nada. Esa doble moral fortifica mi pensamiento de que todos pretenden ser perfectos (por muy basura que sean realmente) pues realmente solo buscan la aceptación e idolatración de los demás. El pretender ser sensible, romántico, cariñoso, amable y sociable mientras a las espaldas de los demás actúas y hablas en contra, solo refuerza cada palabra que plasmo en estas líneas. No existe nada de malo con sentirte incomodo con los demás, con no querer hablar con nadie, todo eso está bien mientras respetes y no infrinjas los derechos que cada persona posee y mientras seas sincero con lo que eres. Odio a las personas, siempre lo digo, muchos creen que lo digo como broma, pero realmente no me gusta compartir con personas extrañas o a quienes no tengo la confianza, soy claro y sincero en ello, prefiero no estar en esos lugares.

Ahora yendo al campo amoroso tengo una interrogante que ronda siempre en mi cabeza a la cual ya tengo la respuesta claramente, ¿De que me ha servido ser sincero con las parejas que he tenido a lo largo de mi vida?, Nada. 

Si lo pongo de esta manera, es fácil, el problema soy yo, el patrón está ahí. Pregunto siempre que error es el que cometo, cual es la causa de que pida honestidad y nunca me sea otorgada. El idealizarme a las personas y confiar en ellas solo me ha traído decepciones, unas mas grandes que otras. Que tan vacío y roto se debe estar para no poder usar la verdad cuando es necesaria? Pues créeme que es lo común, así que no hay que estar ni vacío ni roto, solo es ser como los demás. El común denominador.






domingo, 11 de diciembre de 2022

Un cielo lleno de ansiedad





 Mis lagrimas comienzan a caer sobre mis mejillas y como solo había visto en las películas recorren todo mi rostro hasta caer al suelo sin el más mínimo movimiento muscular de mi cuerpo. De fondo suena Regino Spektor y mis ojos que antes miraban al suelo ya no distinguen absolutamente nada mas que unas siluetas borrosas de una fotografía en mi celular. La respiración comienza a escasear y mi agitación me hace levantar mi cuerpo rápidamente en búsqueda de que algo de oxigeno pueda entrar a mis pulmones, pero curiosamente lo que hace falta no es oxigeno. Un dolor indeterminado apuñala mi pecho cual cuchillo atraviesa una barra de margarina y de mi boca surge un quejido agudo y profundo. Doloroso pero liberador, aunque sea por solo unos segundos. Mi cabeza se siente presionada, caliente y húmeda por un sudor sumamente frío que va liberándose por todo mi cuerpo. Mis manos tiemblan al punto de que los escalofríos llevan a una paranoia sin sentido, pero vamos, ¿que puede tener sentido en esta situación?. Intento controlarme pero otro quejido mas fuerte sale de mi boca con un llanto aun mas fuerte que los anteriores. Preferiría un dolor físico. Me resguardo en una esquina de mi cuarto que pareciera cada vez hacerse mas pequeño y sofocante, acosador e intimidante y me concentro en poder respirar. Pienso “inspira y expira todo el aire que puedas, esto es mental, tu cuerpo puede respirar, eres tu en tu interior que no lo permite, ¡vamos tu puedes! Tu cuerpo esta en perfectas condiciones”. Pasan horas quizá pero en realidad solo fueron minutos y la habitación parece normalizarse, el aire parece circular con naturalidad y el mis manos comienzan a tomar calor. El sudor de mi cuerpo va desapareciendo y el llanto deteniéndose. Me levanto con normalidad pero aun mis piernas tiemblan levemente, reposo mis manos sobre las paredes mas cercanas y siento que esto fuera una especie de pesadilla, en una voz suave expreso el querer despertar. 

La verdad creí que no seria tan difícil de sobrellevar una ruptura amorosa luego de, bueno, haber fallecido mi pareja hace unos años atrás. Al haber levantado cabeza y haber tratado de rehacer mi vida, pensé que nada podría llegar al punto de herirme tanto o al menos de hacerme algo de daño. Me sentía irrompible o inquebrantable, alguien quien emocionalmente era tan fuerte como un muro de diamante, pero mi mayor enemigo no es quien me hace algún daño físico o emocional sino la ansiedad que me invade en momentos de debilidad y que pensé tontamente podía controlar. 

Hoy al salir a la calle, me sentía muy extraño, cada sonido, cada voz, cada ruido se sentía como agujas en mi cabeza. Sentía que todas las personas me miraban y que mi cuerpo flotaba, me sentía en un sueño o adormecido. Por ahora mi lugar seguro ha sido mi cuarto, mis 4 paredes que me resguardan y en las que me siento protegido. “Que pena con la visita” diría una amiga mía haciendo referencia a la vergüenza propia que suelo sentir hacia mi mismo por ser tan débil emocionalmente, a no poder sobrellevar de manera tranquila los sucesos que puedan ocurrir en mi vida.

Puedo ser emocionalmente muy débil pero amor propio me sobra, eso jamás cambiará. Quizá la rutina y una vida compartida me hagan extrañar muchas cosas y detalles pero siempre he estado en paz con la soledad. He me aquí nuevamente vieja amiga, ahora solo queda que el tiempo haga su magia y a la ansiedad la seguiré sobrellevando.











miércoles, 29 de junio de 2022

El valor de las pequeñas cosas


Yace sobre mis pies una pequeña hoja de un árbol, parece que fue desprendida hace ya varios días, su color marrón y textura me hacen tomarla y apretarla, se siente bien, genera una sonrisa en mi rostro, es como  una satisfacción inesperada. Mantengo mi mirada sobre el suelo, con la esperanza de conseguir otra hoja, pero me percato que existe un largo camino de hojas secas que esperan a ser aplastadas, es como si escuchara sus murmullos, son tantas pero tantas hojas sobre el camino que la primera ya no parece relevante. Aparece la insignificancia. Miro el reloj, y me digo a mi mismo lo tarde que es, quizá debería de dejar de jugar con las hojas del camino y enfocarme en mis cosas.

¿Cosas?, ¿que cosas?, es cierto, debía entregar un paquete. La verdad me pone curioso que mi mejor amigo me pidiera entregarlo por el. ¿Acaso será una bomba y el solo quiere hacerme responsable?, o mejor aún ¿y si el paquete es un universo en miniatura creado para estabilizar este mundo y resolver todo problema humano que pueda acercarnos al sentido de vida? Agito el paquete, pero se me resbala y cae fuertemente al suelo. No se oye ningún quiebre y aún parece no producir ningún sonido, si era un universo ya lo destruí. Pero ya hablando en serio ¿que podría ser? 

La insignificancia de las hojas sobre el suelo, del tiempo que pierdo pensando en ellas y la insignificancia del que pueda o no conocer el contenido de este paquete, están presentes en mi mente como carpetas que se apilan una sobre la otra hasta qué simplemente se olvida su contenido. Hace calor, pero el viento roza mi cara, es como un beso que me envían y un abrazo en el que me susurran al oído que me detenga. Soy obediente, hago caso a una sensación insignificante que aparece en mi mente, claro que si, con una sonrisa. ¡Ding! ¡Dong! Suenan campanas a los lejos, rompen levemente mi concentración en el viento, pero no solo es ese sonido lejano proveniente de una iglesia, siento como caricias sobre mi cuello y mi cara al principio, un roce leve sobre la piel de mis mejillas, hasta que las caricias se transforman en golpes. Aparece la insignificancia. Gotas pesadas de lluvia caen inesperadamente golpeando todo a su paso, como si hubiera un afán por llegar al suelo, como si su meta sea la de golpear con la tierra y unirse a ella. En todo caso llegó la hora de correr.

Somos varios quienes buscamos refugio de la lluvia en el techo de una tienda de golosinas, todos unidos hombro con hombro para evitar las gotas de lluvia. A mis pies un pequeño can, algo embarrado y con la lengua afuera. Intercambiamos miradas y movimientos de cabeza, abro mis pies y el comprende la seña para acomodarse entre ellas de forma que no puedan pisarlo, levanta su cabeza y es como si fuéramos cómplices de un delito. Y aparece la insignificancia de tener otros seres humanos a mi alrededor.  

Llego a mi destino, entrego el paquete pero manteniéndome firme y tratando de mantener un conversación duradera para lograr ver cual es el contenido de dicho paquete. Minutos más tarde, salgo del lugar derrotado, cabizbajo. No pude descubrir el contenido del paquete, la chica lo guardó sin abrir al fondo del cajón de su escritorio. ¿pero quien guarda un paquete sin abrirlo?, vaya tontería.

Mis pensamientos son interrumpidos por una fuerte bocina y unos gritos acompañados de insultos que provienen de un conductor bastante molesto pues me le he atravesado sin previo aviso de manera irresponsable. Aparece la insignificancia de un paquete totalmente ajeno a mi. Mi corazón late fuertemente, me disculpo y continuo mi camino. El valor de las pequeñas cosas está dentro de mi. El valor de hacer la insignificancia algo de gran significado.





miércoles, 22 de junio de 2022

Aún a mis 30's




Hoy, al revisar mi maleta con la que vine a ecuador, tomé en mis manos una vieja taza de porcelana que me traje desde mi casa, la taza blanca tiene un mensaje de comedia sobre la tierra que nací. Esta taza se encuentra bastante llena de polvo, algo decolorada pero funcional, el tiempo pasa y quizá le afecte a su estado físico pero sin duda su función no se ve comprometida. Aún puedo lavarla y usarla sin problema alguno. 

Luego pensé en ¿Qué pasaría si la dejara caer al suelo nuevamente?. Me vino a la mente las veces que de pequeño sin querer dañaba las piezas decorativas de mi madre y las pegaba una y otra vez. ¿Y si la taza la pegara así como pegaba esas piezas de porcelana? No cabe duda, aun funcionaría, aun podría tomarme un delicioso té, quizá no seria ideal para una foto aesthetic pero cumpliría fielmente su función como taza.

No pude evitar compararme con esa taza. En algún momento de mi vida he estado roto, sin embargo he sido capaz de restaurarme, claro un poco lento el proceso. Perdí años en el proceso, pero no se trata de lo que perdí si no de lo mucho que gané en ese tiempo. 

Y aquí estoy, sentado en la mesa tomando un té de limón y miel para mi gripe, en la taza con la que me he comparado, pensando en como aún a mis treintas puedo seguir cagándola monumentalmente. Aunque en número, ya esté en la edad adulta, a ratos me siento un niño que se encuentra perdido en el vaivén de la vida. 

Bueno por algo dicen que ¨para la estupidez no hay edad¨ y bueno cumplo con el perfil. Lo importante a tener en cuenta es que el tiempo no se puede recuperar apresuradamente, primero por que el tiempo no es recuperable, no puedes tener algo que ya pasó y que es unidireccional, queda solo resignarse a disfrutar el momento que estas atravesando -viviendo-, y segundo, ¿por que las prisas?.

Esa es la pregunta que mas ronda mi cabeza, no reestableceré mi vida sentimental con la primera persona con la que tenga cierta conexión, eso es un hecho. No tendré una relación con alguien que no conozco adecuadamente, eso es un hecho. No soy tan dependiente emocionalmente como antes, eso es un hecho. No todos sienten y piensan como yo lo hago, es un gran gran hecho. Me atrae lo imposible, eso también es un hecho, algo que me afecta en cualquier ámbito de mi vida, pues al tenerlo pierdo total interés en ello. 

Este año cometí una gran estupidez para mi edad, imperdonable. Lo sé. Mezclar sentimientos de tristeza, la fecha de aniversario de la muerte de mi ex, alcohol y ese deseo de atracción hacia alguien con quien no puedo ni voy a tener nada sentimental, se convirtió en una bomba que no cabía duda estallaría en mi cara. 

La primera vez que escuché algo relacionado a esto fue en mi serie favorita How i Met your Mother, siempre pensé que era una mentira, una simple excusa para un episodio mas de la serie y ya. A mi edad, hay que tomar consejos. SI YA ESTAS ACOSTADO, NO SALGAS, NADA BUENO PASA LUEGO DE LAS 2AM.

Sin embargo y aunque suene algo tonto, es agradable esta sensación que tengo. Es una idea que se siente en todo el cuerpo de que los pedazos han sido pegados y que al igual que la taza reparada puedo resbalar y caer nuevamente, pero sin llegar a romperme necesariamente. Solo hay que, saber caer.




miércoles, 11 de mayo de 2022

Viaje al subconsciente

 


Ayer fue un hermoso momento en un mar de recuerdos. Ayer estuve encerrado en una burbuja psicológica  creada justamente para apartar cualquier sentimiento aberrante del presente. Ayer fue ayer, y que hermoso fue el ayer. 

Sin entrometerme en mi futuro ni husmear en el pasado, hoy, por los momentos no pinta muy bien. Cierro mis ojos y deseo disfrutar de mi presente, ¿será posible? No lo veo claro aún. Ayer estuve ensimismado cayendo en un mundo totalmente comprendible, controlable y organizado, al menos para mi. Pero voy a contarles un poco sobre como luce aquella burbuja psicológica que aunque parezca una locura, es mas simple y detallada de lo que se imaginan.

EL TODO: un fondo blanco que ilumina cada rincón, no existe sombras, no existen lugares oscuros donde la luz no pueda llegar.

En el todo se levantan una fila de puertas organizadas en columnas de 5. No 4 y definitivamente no 6, cinco, cinco columnas que parecen interminables. Cada puerta esta enumerada en su frontal y la número cinco es la única que tiene su numeración en dorado. Queda claro que esa es la puerta a la cual siempre cruzo en mi travesía mental. Al abrirla el MINI TODO es multicolor en variación púrpura, fluye como si fuera agua pero lentamente, por que claro, no quiero marearme y vomitar en mi propio universo.

Me encuentro con náuseas. Pero nada que ver con todo esto, es solo mi sensación corporal y física, nada más. Mi piel brilla y de acuerdo con lo que desee en ese momento todo puede cambiar, incluso un clima aislado, puede llover, nevar o incluso un calor absurdamente fuerte. Aunque seamos claros, aquí adentro siempre cae nieve. Y cuando digo siempre, es siempre. Mi mente siempre está en una constante tormenta de nieve que cubre cualquier problema, por que inexplicablemente mi lógica subconsciente es que, es más fácil tapar los problemas y hacer que no están que afrontarlos. 

Las largas montañas que emergen de la nieve no son mas que esos problemas tan grandes que solo queda escalarlos, para derrumbarlos y transformarlos en burbujas de jabón que se congelan inmediatamente y que con la luz simulan auroras boreales.

Dentro de mis pensamientos, dormido en el mundo físico, afronto cualquier sentimiento que me esté afectando, cualquier problema físico que afecte mi salud y cualquier problema social que atraviese en mi vida cotidiana. Todo desde mi yo interior. Procrastinando un viaje sin tiempo que más temprano que tarde toca afrontar, pero lo maravilloso de afrontarlo es ver esas luces en el cielo, esas auroras boreales. 

En este lugar sin tiempo, el presente ni futuro importa, pero el ayer está muy marcado ahí. Cada estructura mental que allí se erige, esta formada de recuerdos, sentimientos y vivencias de mi ayer y lo único inalcanzable que existe en mi mente, yace en esas auroras boreales. Por que allí está el, allí esta su imagen. Es el único momento donde puedo volver a verle, al menos por solo unos segundos antes de desaparecer. 

Algunas veces deseo verle, pero ese apego no es para nada sano, incluso en mi propia mente. Es un recuerdo que yace en lo mas alto de mi pensamiento, inalcanzable. Pero desde hace tiempo deseo que siga allí, solo allí, sin que salga a otras puertas de mi TODO y pueda nublar mis pensamientos. Esta puerta número 5 solo incluye lo que realmente me importa y así es que quiero que permanezca. Pero mi futuro va mas allá de lo que amo y amé. Y que hermoso ayer, fue lo que dije. Sin duda, no cabe la menor duda de ello, pero al despertar no estoy en mi ayer, sigo escribiendo mi futuro en el presente.




lunes, 2 de mayo de 2022

Mi viaje


 Y es que cada vez que lo pienso me resulta más difícil saber si he tomado las decisiones correctas. Es que si las veo en retrospectiva seguramente me he de arrepentir sobre una que otra. ¿Que pasaría si pudiera conscientemente de las consecuencias, poder cambiar esas decisiones que inquietan mi mente?

Que pasaría si yo pudiera no solo cambiarlas. Que pasaría si pudiera vivir con una enorme cantidad de cambios a los que incluso no he estado consiente. Ese día, el día en que me vi a mi mismo pero sin ser yo, descubrí el hilo conductor y el propósito de mi vida. 

No suelo actuar sin antes pensar en las consecuencias y justamente eso hace que  me detenga en muchas situaciones, tanto pensar, tanto dar vueltas a ciertas cosas, es agotador. Agota el tener ese miedo y esa incertidumbre de si hacerlo o no, debería o no debería, podría o no podría. Muchos pensamientos que abruman mi mente en su totalidad, nublan mi consciencia. 

Temor a lo que podría pasar, como si pudiera fracasar. Es eso, el temor al fracaso, a no poder lograrlo por mi mismo, sentirme incapaz y sin libertad. En mi mente me siento encerrado en un cuarto totalmente oscuro rodeado de lo malo que podría pasar, solo consecuencias negativas. Pero por que mi mente no da cabida para las cosas positivas que podrían ocurrir, quizás, en esas cosas que deseo lograr, no existan cosas negativas.

El quizá, mi peor super poder. Pretender que se lo que pasará siempre optando por la opción negativa. Una manera pesimista de vivir a la segura. Siempre bajo una seguridad ficticia, pues todo está en mi cabeza. Arriesgarse, fácil decirlo y tan difícil en lo personal de lograrlo. Que haré, es algo que no sé, pero que intentaré descubrir.