miércoles, 11 de mayo de 2022

Viaje al subconsciente

 


Ayer fue un hermoso momento en un mar de recuerdos. Ayer estuve encerrado en una burbuja psicológica  creada justamente para apartar cualquier sentimiento aberrante del presente. Ayer fue ayer, y que hermoso fue el ayer. 

Sin entrometerme en mi futuro ni husmear en el pasado, hoy, por los momentos no pinta muy bien. Cierro mis ojos y deseo disfrutar de mi presente, ¿será posible? No lo veo claro aún. Ayer estuve ensimismado cayendo en un mundo totalmente comprendible, controlable y organizado, al menos para mi. Pero voy a contarles un poco sobre como luce aquella burbuja psicológica que aunque parezca una locura, es mas simple y detallada de lo que se imaginan.

EL TODO: un fondo blanco que ilumina cada rincón, no existe sombras, no existen lugares oscuros donde la luz no pueda llegar.

En el todo se levantan una fila de puertas organizadas en columnas de 5. No 4 y definitivamente no 6, cinco, cinco columnas que parecen interminables. Cada puerta esta enumerada en su frontal y la número cinco es la única que tiene su numeración en dorado. Queda claro que esa es la puerta a la cual siempre cruzo en mi travesía mental. Al abrirla el MINI TODO es multicolor en variación púrpura, fluye como si fuera agua pero lentamente, por que claro, no quiero marearme y vomitar en mi propio universo.

Me encuentro con náuseas. Pero nada que ver con todo esto, es solo mi sensación corporal y física, nada más. Mi piel brilla y de acuerdo con lo que desee en ese momento todo puede cambiar, incluso un clima aislado, puede llover, nevar o incluso un calor absurdamente fuerte. Aunque seamos claros, aquí adentro siempre cae nieve. Y cuando digo siempre, es siempre. Mi mente siempre está en una constante tormenta de nieve que cubre cualquier problema, por que inexplicablemente mi lógica subconsciente es que, es más fácil tapar los problemas y hacer que no están que afrontarlos. 

Las largas montañas que emergen de la nieve no son mas que esos problemas tan grandes que solo queda escalarlos, para derrumbarlos y transformarlos en burbujas de jabón que se congelan inmediatamente y que con la luz simulan auroras boreales.

Dentro de mis pensamientos, dormido en el mundo físico, afronto cualquier sentimiento que me esté afectando, cualquier problema físico que afecte mi salud y cualquier problema social que atraviese en mi vida cotidiana. Todo desde mi yo interior. Procrastinando un viaje sin tiempo que más temprano que tarde toca afrontar, pero lo maravilloso de afrontarlo es ver esas luces en el cielo, esas auroras boreales. 

En este lugar sin tiempo, el presente ni futuro importa, pero el ayer está muy marcado ahí. Cada estructura mental que allí se erige, esta formada de recuerdos, sentimientos y vivencias de mi ayer y lo único inalcanzable que existe en mi mente, yace en esas auroras boreales. Por que allí está el, allí esta su imagen. Es el único momento donde puedo volver a verle, al menos por solo unos segundos antes de desaparecer. 

Algunas veces deseo verle, pero ese apego no es para nada sano, incluso en mi propia mente. Es un recuerdo que yace en lo mas alto de mi pensamiento, inalcanzable. Pero desde hace tiempo deseo que siga allí, solo allí, sin que salga a otras puertas de mi TODO y pueda nublar mis pensamientos. Esta puerta número 5 solo incluye lo que realmente me importa y así es que quiero que permanezca. Pero mi futuro va mas allá de lo que amo y amé. Y que hermoso ayer, fue lo que dije. Sin duda, no cabe la menor duda de ello, pero al despertar no estoy en mi ayer, sigo escribiendo mi futuro en el presente.




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