A veces las promesas son expuestas sobre la mesa, muchos las amamos, y otros, las aborrecemos. Sea cual sea tu posición ante ellas, siempre harás frente a al menos una de ellas diariamente. Así funciona el mundo, girando y girando sin parar, no existe razón dentro del mismo que pueda impedirlo, una promesa no cumplida no detendrá la rotación o la traslación del planeta, mucho menos hará que el sol pierda su fuerza. No hay razón para pretender que las palabras sean hechos, que las historias sean realidades. La verdad es que las palabras que puedan escribirse no siempre serán ciertas, tal vez en algún momento, por alguna euforia se dicen o escriben esas cosas.
Soy a decir verdad una mezcla extraña de esas que haces en la cocina
cuando estas desocupado y bastante tiempo libre, muchos ingredientes pero con
mal sabor. No hablo mal de mi mismo, al contrario, mi personalidad suele ser
egocéntrica.
Hoy a diferencia de muchos otros días, son
esos en los que me encanta escribir y relatar las vivencias de mis 5 sentidos
sin que nadie me moleste, con un cigarrillo en una mano y una taza de café frío
en la otra, sin embargo hoy es la excepción - no necesité el café ni el cigarrillo -. Me miro al
espejo y me pregunto ¿si soy lo suficientemente bueno para estar al lado de
cualquier persona?, a decir verdad este largo tiempo que estuve solo, me hizo
pensar mucho en ello, algunas veces, demasiado. El punto no es si soy o no soy
suficiente, en realidad si lo soy, es la idea de si
puedo o no puedo - si quiero o no quiero -.
En las fiestas los papelillos caen, las
risas abundan y las miradas sobran, no hay deseo más determinante que las
cosquillas en tu cuerpo, la ola eléctrica que invade tu piel y el nudo que se
forma en la garganta. Hoy la protagonista es mi personalidad, tan intensa, tan
celosa y tan posesiva. Vale lo sé, son tres adjetivos que jamás deberían ir
juntos, sin duda serán nuevos tiempos quienes contradigan mis palabras.
- Amor de verano - suena divertido, soy
entusiasta, pero quiero más que eso, no busco nada, pero lo quiero. No es
necesario buscar el sol para broncearse, aunque sea la manera más fácil, no me
gusta ser fácil. - estadísticas - no me pasa muy seguido pero si, de repente me
vuelvo un maníaco detallista, comienzo a observar todo, a detallar colores,
formas, belleza o fealdad, y ahí caigo
en las estadísticas, un chico más con una vida normal y un futuro exitoso que
le aguarda, una frase que no tiene nada que ver. Y es entonces cuando me pasa que siento esas ganas terribles de llorar y luego, luego olvido todo menos esas
ganas de llorar abrumadoras. Muchas personas no lo saben, simplemente lo
ignoran, no les interesa realmente y claro, tampoco lo divulgo. Así funciona mi
vida, pasa menos ahora - mi memoria
traicionera es capaz de controlarse un poco más de lo que antes podía.- lights
-
No pregunto los detalles pero los conozco,
no pregunto la omisión pero lo notan, mi memoria traicionera, como muchas,
dulce y venenosa, pociones de cuidado.
Sus ojos marrones, su boca delineando
sonrisas esporádicamente, su botón central desabrochado, los jeans no llegan al
suelo, la neblina cubre las luces y así, detalle a detalle la vida me cuenta
muchas historias, todas enmarcadas en un mismo escenario - siembro promesas en
macetas condenadas al duro invierno - la obra comienza, un inicio sorprendente
(como debe ser), el protagonista acapara la atención y la audiencia que termina
siendo una sola persona, le invaden sentimientos del pasado, algunos dejá vu´s y
en la mayoría de las veces recuerdos de mencionadas lagunas mentales que
inexplicablemente toman el escenario en un acto no correspondido.
El aire se va, falta - retales de carnaval
- el sentimiento culposo sigue allí, dormido en lo profundo, envenenando cada
una de esas células que pierden su sinapsis. Las lágrimas caen, el llanto llega
y es el momento de olvidar, es el momento en que una enfermedad ataca las
neuronas y las conexión eléctrica en mi cabeza falla. Es como decir "Una
serie de eventos desafortunados" fácil de entender y de explicar.
El protagonista fija su mirada en cada
cosa, objeto o persona, no logra reconocer a nadie, se siente confundido,
perdido y asustado en algunos casos, en la gran mayoría, cree estar allí esperando
a su familia que ha ido a aparcar el coche o ha podido ir al baño, pocas veces
incluso a retrocedido en el almanaque situándose en fechas muy puntuales. Son
así miles las cosas que pasan por esa cabeza, mi cabeza. Soy distraído, pierdo
las cosas, no cuido nada, soy despistado, pero más allá de eso, pierdo la
noción de la realidad, escapes, huidas de la realidad que alegremente me
reconfortan, pero no le discrimino a mi enfermedad los innumerables adjetivos
que podrían decir algunas personas sobre mi, relacionadas a la memoria claro
está.
Son esos adjetivos los que mi personalidad
toma como propios, se adueña de lo ajeno, toma sentimientos como tazas de café
y azúcar como diabético. Algo si les puedo asegurar, y es que Regina, es una de
las dos cosas que no olvido jamás, o dicho en otras palabras, una de las dos
personas que no olvido en esos momentos tan extraños que afectan mi cabeza y mi
ser en general. Más que ha Regina, su música, pero es un secreto y así lo he de
mantener.
La realidad es difícil de explicar, algo
subjetiva y abstracta. Por tal motivo y no otro, este relato es lo más cercano
a ella que he podido contar. Estas cosas que guardo para mi, es mejor así. Por
a quién alguna vez le confié estas palabras, en un cuaderno viejo y roto con
recortes, dibujos, corazones y mucho amor a un rincón fueron a parar.
Soy exigente conmigo mismo y no importa lo que pase,
seguiré siéndolo. Pero hay cosas que por más que me exija no puedo lograr. Y mientras tanto, el que escribe -no escritor- olvida que hacía en este instante, toma su pluma vieja y oxidada,, la deja caer al suelo y paso a paso fuera de su habitación desconoce su historia y aquellos que han ayudado a escribirla.