miércoles, 21 de diciembre de 2022

Desiderata en una noche desestrellada



 Siempre comento que cuando me siento roto es cuando más predisposición tengo para escribir. Es la mejor manera es desembocar todas esas emociones en unas cuantas líneas que al final no dicen nada. Basta con recostarme en el suelo cada noche y levantar mi mirada hacia el cielo para no ver absolutamente nada, extraño tanto ese cielo estrellado que me acobijaba cada noche de mi juventud, nunca valoré pequeños detalles como esos hasta que los perdí, el levantar mi mirada y pedirle deseos a las estrellas, a un mar de estrellas. Es cuanto menos, irónico que sea el mismo cielo visto de diferente perspectiva, quizás así son mis emociones, pueden verse de maneras muy distintas en diferentes puntos pero siempre serán las mismas emociones presentes, cada quien juzga a su manera y las piensa y vive diferente. 

“Sé gentil contigo mismo, tu eres un hijo del universo, no menos que los árboles o las estrellas, en la ruidosa confusión de la vida, mantén paz en tu alma” Max Ehrmann Desiderata. Esta es una frase que llevo tatuada en mi corazón, en mi mente y literalmente en mi cuerpo.

Para llegar a la próxima idea debo describirme (como siempre lo hago, ya pienso que es un cliché literario). Soy emocional, pegajoso, romántico y sentimental, pensaba que conforme los años pasaran, eso se iría disminuyendo hasta posiblemente desaparecer. A fin de cuentas desde el 2018 me protegí en un caparazón emocional tan fuerte que no dejé que nadie pudiera entrar en el. Pensaba, erróneamente, que ese caparazón se había incrustado mucho mas allá de lo superficial que yo pretendí que era. Cuando al fin permití que alguien entrara en ese caparazón emocional y que fluyera sin limite alguno todos mis sentimientos y emociones, noté que lo único que había dentro, era alguien indefenso, sin armas y sin poder hacer absolutamente nada para protegerse. ¿Que me habría hecho ser de esta forma? Pienso si fue algo de mi niñez, en la crianza que me dieron o si simplemente soy débil emocionalmente y ya, sin motivo, sin causa, sin excusas y ya está. Seria que desde pequeño mi personalidad se fue construyendo en base a un sentimentalismo profundo que me hace llorar con películas tontas y con prácticamente cualquier palabra que pueda herirme. Tanto así, que a veces pienso de mi empatía como un defecto. Como me gustaría poder ver a alguien de extremas necesidades, ver sufrir a alguien o un animal hambriento en la calle y poder NO sentir nada, hacer como a todos que les da igual. Pero más allá de eso, mi empatía me lleva a un punto en donde antes de decir o hacer cualquier cosa, pasa por mi mente que pasaría si me dijeran o hicieran eso a mi. Claro que aun cometo errores, no soy perfecto. Es más, ayer me di cuenta que me he expresado mal sobre algunas personas y me siento apenado por haberlo hecho, aunque considero que el aprendizaje nunca termina, estamos criados con pensamientos tan retrógrados y tan marcados en nuestro subconsciente que no existe manera sencilla de liberarnos de todo eso en un solo instante, somos seres con  raciocinio, por lo que entre los constantes cambios que se presentan en nuestra sociedad en favor de una armonía y paz entre nosotros, el mejorar cada día más sobre como nos comportamos y hablamos hacia y sobre los demás es una tarea necesaria. 



Últimamente me pregunto sobre el poder de la sinceridad. Que tanto puede desatar y si es conveniente o no practicarla al 100%. Si, comprendo que todos mentimos en algún momento. Por ejemplo hoy me pidieron dinero prestado, dije, no tengo. Claramente tengo mi presupuesto designado para las cosas que quiero comprar o adquirir de aquí al 31 de diciembre, pero jamás presto dinero si no es una persona cercana, así que mentí al decir que no tenía dinero. Es por ello que siento que existen niveles respecto a las mentiras, unas banales y sin mayor relevancia en nuestro día a día y otras que pueden cambiar el rumbo completo de toda tu vida, para bien o para mal. Es que quizás la verdad intimida demasiado, hace prosperar temores y miedos ante las infinitas  posibilidades que pudieran ocurrir luego de ella, o simplemente es que nadie quiere oír la verdad o no está preparado para hacerlo. Nadie quiere escuchar que rezar a un Dios no te hará mejor persona, culpar al “diablo” o demonios por tus actos y las consecuencias que estos acarrean no te librará de la culpa. Viven en un entorno de mentiras que solo les hacen sentir mejor para así, expiarse las culpas, siempre hacia otras personas o seres inexistentes. Desde ese punto en adelante, todo en mas sencillo con las mentiras, una vida mas simple, lo que todos quieren, lo simple y lo falso. Justifican sus comportamientos en base a mentiras pues les es más fácil eso que afrontar la realidad de sus sentimientos y emociones, les es más fácil manejar una falsa historia que la realidad de saber que no sienten un mínimo de empatía hacia el prójimo. Es más fácil y siempre será más fácil mentir que aceptar que no somos perfectos, del mismo modo que aceptar nuestras perversiones, inmadurez y errores, nos idealizamos a nosotros mismos con el único fin de servir en una competencia imaginaria sociocultural donde se cree que se es mejor que los demás a mayor perfección demostremos (sin importar que pueda ocurrir en el camino y a cuantas personas debas pisotear para lograrlo). La verdad duele una vez, la mentira cada vez que la recuerdas. Una frase muy cierta, usada como cliché pero totalmente cierta, puede ser que muchos no vean el problema en todo esto, sin embargo yo, no deseo estar o mantener relaciones interpersonales basadas en las mentiras e hipocresía. Para muchos será y es sencillo hacerlo, pero con ello se logra alcanzar una verdadera felicidad?, quizá soy yo el errado y vivir así es el camino a la felicidad. 

Y ¿si el problema real es que no estamos preparados es para decir la verdad? Lo he pensado, puede que las personas no estén preparadas para decir la verdad frente a los demás pues eso involucra el tener que hacerse cargo de todas y cada una de las consecuencias que pueda traer. Es por eso que es tan fácil ver comentarios de odio y hasta amenazas de muerte en internet, pues demuestran realmente lo que son, lo que piensan y consideran que detrás de un teclado no tendrían que hacerse cargo de nada. Esa doble moral fortifica mi pensamiento de que todos pretenden ser perfectos (por muy basura que sean realmente) pues realmente solo buscan la aceptación e idolatración de los demás. El pretender ser sensible, romántico, cariñoso, amable y sociable mientras a las espaldas de los demás actúas y hablas en contra, solo refuerza cada palabra que plasmo en estas líneas. No existe nada de malo con sentirte incomodo con los demás, con no querer hablar con nadie, todo eso está bien mientras respetes y no infrinjas los derechos que cada persona posee y mientras seas sincero con lo que eres. Odio a las personas, siempre lo digo, muchos creen que lo digo como broma, pero realmente no me gusta compartir con personas extrañas o a quienes no tengo la confianza, soy claro y sincero en ello, prefiero no estar en esos lugares.

Ahora yendo al campo amoroso tengo una interrogante que ronda siempre en mi cabeza a la cual ya tengo la respuesta claramente, ¿De que me ha servido ser sincero con las parejas que he tenido a lo largo de mi vida?, Nada. 

Si lo pongo de esta manera, es fácil, el problema soy yo, el patrón está ahí. Pregunto siempre que error es el que cometo, cual es la causa de que pida honestidad y nunca me sea otorgada. El idealizarme a las personas y confiar en ellas solo me ha traído decepciones, unas mas grandes que otras. Que tan vacío y roto se debe estar para no poder usar la verdad cuando es necesaria? Pues créeme que es lo común, así que no hay que estar ni vacío ni roto, solo es ser como los demás. El común denominador.






domingo, 11 de diciembre de 2022

Un cielo lleno de ansiedad





 Mis lagrimas comienzan a caer sobre mis mejillas y como solo había visto en las películas recorren todo mi rostro hasta caer al suelo sin el más mínimo movimiento muscular de mi cuerpo. De fondo suena Regino Spektor y mis ojos que antes miraban al suelo ya no distinguen absolutamente nada mas que unas siluetas borrosas de una fotografía en mi celular. La respiración comienza a escasear y mi agitación me hace levantar mi cuerpo rápidamente en búsqueda de que algo de oxigeno pueda entrar a mis pulmones, pero curiosamente lo que hace falta no es oxigeno. Un dolor indeterminado apuñala mi pecho cual cuchillo atraviesa una barra de margarina y de mi boca surge un quejido agudo y profundo. Doloroso pero liberador, aunque sea por solo unos segundos. Mi cabeza se siente presionada, caliente y húmeda por un sudor sumamente frío que va liberándose por todo mi cuerpo. Mis manos tiemblan al punto de que los escalofríos llevan a una paranoia sin sentido, pero vamos, ¿que puede tener sentido en esta situación?. Intento controlarme pero otro quejido mas fuerte sale de mi boca con un llanto aun mas fuerte que los anteriores. Preferiría un dolor físico. Me resguardo en una esquina de mi cuarto que pareciera cada vez hacerse mas pequeño y sofocante, acosador e intimidante y me concentro en poder respirar. Pienso “inspira y expira todo el aire que puedas, esto es mental, tu cuerpo puede respirar, eres tu en tu interior que no lo permite, ¡vamos tu puedes! Tu cuerpo esta en perfectas condiciones”. Pasan horas quizá pero en realidad solo fueron minutos y la habitación parece normalizarse, el aire parece circular con naturalidad y el mis manos comienzan a tomar calor. El sudor de mi cuerpo va desapareciendo y el llanto deteniéndose. Me levanto con normalidad pero aun mis piernas tiemblan levemente, reposo mis manos sobre las paredes mas cercanas y siento que esto fuera una especie de pesadilla, en una voz suave expreso el querer despertar. 

La verdad creí que no seria tan difícil de sobrellevar una ruptura amorosa luego de, bueno, haber fallecido mi pareja hace unos años atrás. Al haber levantado cabeza y haber tratado de rehacer mi vida, pensé que nada podría llegar al punto de herirme tanto o al menos de hacerme algo de daño. Me sentía irrompible o inquebrantable, alguien quien emocionalmente era tan fuerte como un muro de diamante, pero mi mayor enemigo no es quien me hace algún daño físico o emocional sino la ansiedad que me invade en momentos de debilidad y que pensé tontamente podía controlar. 

Hoy al salir a la calle, me sentía muy extraño, cada sonido, cada voz, cada ruido se sentía como agujas en mi cabeza. Sentía que todas las personas me miraban y que mi cuerpo flotaba, me sentía en un sueño o adormecido. Por ahora mi lugar seguro ha sido mi cuarto, mis 4 paredes que me resguardan y en las que me siento protegido. “Que pena con la visita” diría una amiga mía haciendo referencia a la vergüenza propia que suelo sentir hacia mi mismo por ser tan débil emocionalmente, a no poder sobrellevar de manera tranquila los sucesos que puedan ocurrir en mi vida.

Puedo ser emocionalmente muy débil pero amor propio me sobra, eso jamás cambiará. Quizá la rutina y una vida compartida me hagan extrañar muchas cosas y detalles pero siempre he estado en paz con la soledad. He me aquí nuevamente vieja amiga, ahora solo queda que el tiempo haga su magia y a la ansiedad la seguiré sobrellevando.











miércoles, 29 de junio de 2022

El valor de las pequeñas cosas


Yace sobre mis pies una pequeña hoja de un árbol, parece que fue desprendida hace ya varios días, su color marrón y textura me hacen tomarla y apretarla, se siente bien, genera una sonrisa en mi rostro, es como  una satisfacción inesperada. Mantengo mi mirada sobre el suelo, con la esperanza de conseguir otra hoja, pero me percato que existe un largo camino de hojas secas que esperan a ser aplastadas, es como si escuchara sus murmullos, son tantas pero tantas hojas sobre el camino que la primera ya no parece relevante. Aparece la insignificancia. Miro el reloj, y me digo a mi mismo lo tarde que es, quizá debería de dejar de jugar con las hojas del camino y enfocarme en mis cosas.

¿Cosas?, ¿que cosas?, es cierto, debía entregar un paquete. La verdad me pone curioso que mi mejor amigo me pidiera entregarlo por el. ¿Acaso será una bomba y el solo quiere hacerme responsable?, o mejor aún ¿y si el paquete es un universo en miniatura creado para estabilizar este mundo y resolver todo problema humano que pueda acercarnos al sentido de vida? Agito el paquete, pero se me resbala y cae fuertemente al suelo. No se oye ningún quiebre y aún parece no producir ningún sonido, si era un universo ya lo destruí. Pero ya hablando en serio ¿que podría ser? 

La insignificancia de las hojas sobre el suelo, del tiempo que pierdo pensando en ellas y la insignificancia del que pueda o no conocer el contenido de este paquete, están presentes en mi mente como carpetas que se apilan una sobre la otra hasta qué simplemente se olvida su contenido. Hace calor, pero el viento roza mi cara, es como un beso que me envían y un abrazo en el que me susurran al oído que me detenga. Soy obediente, hago caso a una sensación insignificante que aparece en mi mente, claro que si, con una sonrisa. ¡Ding! ¡Dong! Suenan campanas a los lejos, rompen levemente mi concentración en el viento, pero no solo es ese sonido lejano proveniente de una iglesia, siento como caricias sobre mi cuello y mi cara al principio, un roce leve sobre la piel de mis mejillas, hasta que las caricias se transforman en golpes. Aparece la insignificancia. Gotas pesadas de lluvia caen inesperadamente golpeando todo a su paso, como si hubiera un afán por llegar al suelo, como si su meta sea la de golpear con la tierra y unirse a ella. En todo caso llegó la hora de correr.

Somos varios quienes buscamos refugio de la lluvia en el techo de una tienda de golosinas, todos unidos hombro con hombro para evitar las gotas de lluvia. A mis pies un pequeño can, algo embarrado y con la lengua afuera. Intercambiamos miradas y movimientos de cabeza, abro mis pies y el comprende la seña para acomodarse entre ellas de forma que no puedan pisarlo, levanta su cabeza y es como si fuéramos cómplices de un delito. Y aparece la insignificancia de tener otros seres humanos a mi alrededor.  

Llego a mi destino, entrego el paquete pero manteniéndome firme y tratando de mantener un conversación duradera para lograr ver cual es el contenido de dicho paquete. Minutos más tarde, salgo del lugar derrotado, cabizbajo. No pude descubrir el contenido del paquete, la chica lo guardó sin abrir al fondo del cajón de su escritorio. ¿pero quien guarda un paquete sin abrirlo?, vaya tontería.

Mis pensamientos son interrumpidos por una fuerte bocina y unos gritos acompañados de insultos que provienen de un conductor bastante molesto pues me le he atravesado sin previo aviso de manera irresponsable. Aparece la insignificancia de un paquete totalmente ajeno a mi. Mi corazón late fuertemente, me disculpo y continuo mi camino. El valor de las pequeñas cosas está dentro de mi. El valor de hacer la insignificancia algo de gran significado.





miércoles, 22 de junio de 2022

Aún a mis 30's




Hoy, al revisar mi maleta con la que vine a ecuador, tomé en mis manos una vieja taza de porcelana que me traje desde mi casa, la taza blanca tiene un mensaje de comedia sobre la tierra que nací. Esta taza se encuentra bastante llena de polvo, algo decolorada pero funcional, el tiempo pasa y quizá le afecte a su estado físico pero sin duda su función no se ve comprometida. Aún puedo lavarla y usarla sin problema alguno. 

Luego pensé en ¿Qué pasaría si la dejara caer al suelo nuevamente?. Me vino a la mente las veces que de pequeño sin querer dañaba las piezas decorativas de mi madre y las pegaba una y otra vez. ¿Y si la taza la pegara así como pegaba esas piezas de porcelana? No cabe duda, aun funcionaría, aun podría tomarme un delicioso té, quizá no seria ideal para una foto aesthetic pero cumpliría fielmente su función como taza.

No pude evitar compararme con esa taza. En algún momento de mi vida he estado roto, sin embargo he sido capaz de restaurarme, claro un poco lento el proceso. Perdí años en el proceso, pero no se trata de lo que perdí si no de lo mucho que gané en ese tiempo. 

Y aquí estoy, sentado en la mesa tomando un té de limón y miel para mi gripe, en la taza con la que me he comparado, pensando en como aún a mis treintas puedo seguir cagándola monumentalmente. Aunque en número, ya esté en la edad adulta, a ratos me siento un niño que se encuentra perdido en el vaivén de la vida. 

Bueno por algo dicen que ¨para la estupidez no hay edad¨ y bueno cumplo con el perfil. Lo importante a tener en cuenta es que el tiempo no se puede recuperar apresuradamente, primero por que el tiempo no es recuperable, no puedes tener algo que ya pasó y que es unidireccional, queda solo resignarse a disfrutar el momento que estas atravesando -viviendo-, y segundo, ¿por que las prisas?.

Esa es la pregunta que mas ronda mi cabeza, no reestableceré mi vida sentimental con la primera persona con la que tenga cierta conexión, eso es un hecho. No tendré una relación con alguien que no conozco adecuadamente, eso es un hecho. No soy tan dependiente emocionalmente como antes, eso es un hecho. No todos sienten y piensan como yo lo hago, es un gran gran hecho. Me atrae lo imposible, eso también es un hecho, algo que me afecta en cualquier ámbito de mi vida, pues al tenerlo pierdo total interés en ello. 

Este año cometí una gran estupidez para mi edad, imperdonable. Lo sé. Mezclar sentimientos de tristeza, la fecha de aniversario de la muerte de mi ex, alcohol y ese deseo de atracción hacia alguien con quien no puedo ni voy a tener nada sentimental, se convirtió en una bomba que no cabía duda estallaría en mi cara. 

La primera vez que escuché algo relacionado a esto fue en mi serie favorita How i Met your Mother, siempre pensé que era una mentira, una simple excusa para un episodio mas de la serie y ya. A mi edad, hay que tomar consejos. SI YA ESTAS ACOSTADO, NO SALGAS, NADA BUENO PASA LUEGO DE LAS 2AM.

Sin embargo y aunque suene algo tonto, es agradable esta sensación que tengo. Es una idea que se siente en todo el cuerpo de que los pedazos han sido pegados y que al igual que la taza reparada puedo resbalar y caer nuevamente, pero sin llegar a romperme necesariamente. Solo hay que, saber caer.




miércoles, 11 de mayo de 2022

Viaje al subconsciente

 


Ayer fue un hermoso momento en un mar de recuerdos. Ayer estuve encerrado en una burbuja psicológica  creada justamente para apartar cualquier sentimiento aberrante del presente. Ayer fue ayer, y que hermoso fue el ayer. 

Sin entrometerme en mi futuro ni husmear en el pasado, hoy, por los momentos no pinta muy bien. Cierro mis ojos y deseo disfrutar de mi presente, ¿será posible? No lo veo claro aún. Ayer estuve ensimismado cayendo en un mundo totalmente comprendible, controlable y organizado, al menos para mi. Pero voy a contarles un poco sobre como luce aquella burbuja psicológica que aunque parezca una locura, es mas simple y detallada de lo que se imaginan.

EL TODO: un fondo blanco que ilumina cada rincón, no existe sombras, no existen lugares oscuros donde la luz no pueda llegar.

En el todo se levantan una fila de puertas organizadas en columnas de 5. No 4 y definitivamente no 6, cinco, cinco columnas que parecen interminables. Cada puerta esta enumerada en su frontal y la número cinco es la única que tiene su numeración en dorado. Queda claro que esa es la puerta a la cual siempre cruzo en mi travesía mental. Al abrirla el MINI TODO es multicolor en variación púrpura, fluye como si fuera agua pero lentamente, por que claro, no quiero marearme y vomitar en mi propio universo.

Me encuentro con náuseas. Pero nada que ver con todo esto, es solo mi sensación corporal y física, nada más. Mi piel brilla y de acuerdo con lo que desee en ese momento todo puede cambiar, incluso un clima aislado, puede llover, nevar o incluso un calor absurdamente fuerte. Aunque seamos claros, aquí adentro siempre cae nieve. Y cuando digo siempre, es siempre. Mi mente siempre está en una constante tormenta de nieve que cubre cualquier problema, por que inexplicablemente mi lógica subconsciente es que, es más fácil tapar los problemas y hacer que no están que afrontarlos. 

Las largas montañas que emergen de la nieve no son mas que esos problemas tan grandes que solo queda escalarlos, para derrumbarlos y transformarlos en burbujas de jabón que se congelan inmediatamente y que con la luz simulan auroras boreales.

Dentro de mis pensamientos, dormido en el mundo físico, afronto cualquier sentimiento que me esté afectando, cualquier problema físico que afecte mi salud y cualquier problema social que atraviese en mi vida cotidiana. Todo desde mi yo interior. Procrastinando un viaje sin tiempo que más temprano que tarde toca afrontar, pero lo maravilloso de afrontarlo es ver esas luces en el cielo, esas auroras boreales. 

En este lugar sin tiempo, el presente ni futuro importa, pero el ayer está muy marcado ahí. Cada estructura mental que allí se erige, esta formada de recuerdos, sentimientos y vivencias de mi ayer y lo único inalcanzable que existe en mi mente, yace en esas auroras boreales. Por que allí está el, allí esta su imagen. Es el único momento donde puedo volver a verle, al menos por solo unos segundos antes de desaparecer. 

Algunas veces deseo verle, pero ese apego no es para nada sano, incluso en mi propia mente. Es un recuerdo que yace en lo mas alto de mi pensamiento, inalcanzable. Pero desde hace tiempo deseo que siga allí, solo allí, sin que salga a otras puertas de mi TODO y pueda nublar mis pensamientos. Esta puerta número 5 solo incluye lo que realmente me importa y así es que quiero que permanezca. Pero mi futuro va mas allá de lo que amo y amé. Y que hermoso ayer, fue lo que dije. Sin duda, no cabe la menor duda de ello, pero al despertar no estoy en mi ayer, sigo escribiendo mi futuro en el presente.




lunes, 2 de mayo de 2022

Mi viaje


 Y es que cada vez que lo pienso me resulta más difícil saber si he tomado las decisiones correctas. Es que si las veo en retrospectiva seguramente me he de arrepentir sobre una que otra. ¿Que pasaría si pudiera conscientemente de las consecuencias, poder cambiar esas decisiones que inquietan mi mente?

Que pasaría si yo pudiera no solo cambiarlas. Que pasaría si pudiera vivir con una enorme cantidad de cambios a los que incluso no he estado consiente. Ese día, el día en que me vi a mi mismo pero sin ser yo, descubrí el hilo conductor y el propósito de mi vida. 

No suelo actuar sin antes pensar en las consecuencias y justamente eso hace que  me detenga en muchas situaciones, tanto pensar, tanto dar vueltas a ciertas cosas, es agotador. Agota el tener ese miedo y esa incertidumbre de si hacerlo o no, debería o no debería, podría o no podría. Muchos pensamientos que abruman mi mente en su totalidad, nublan mi consciencia. 

Temor a lo que podría pasar, como si pudiera fracasar. Es eso, el temor al fracaso, a no poder lograrlo por mi mismo, sentirme incapaz y sin libertad. En mi mente me siento encerrado en un cuarto totalmente oscuro rodeado de lo malo que podría pasar, solo consecuencias negativas. Pero por que mi mente no da cabida para las cosas positivas que podrían ocurrir, quizás, en esas cosas que deseo lograr, no existan cosas negativas.

El quizá, mi peor super poder. Pretender que se lo que pasará siempre optando por la opción negativa. Una manera pesimista de vivir a la segura. Siempre bajo una seguridad ficticia, pues todo está en mi cabeza. Arriesgarse, fácil decirlo y tan difícil en lo personal de lograrlo. Que haré, es algo que no sé, pero que intentaré descubrir. 

domingo, 26 de diciembre de 2021

En una vida llamada Lalaland

 Anoche estaba viendo Lalaland, una película que desde el 2016 se convirtió en mi película favorita. No se como describir lo mal que me la pasaba luego de verla pues su final era algo que no me esperaba y que aún algunas veces chocan fuerte contra mi. ¿Por que entonces la paso tan mal al verla si me encanta? Fácil. Como ya dije, era un final que no esperaba y que al principio no entendía. No había manera que el amor que se tenían los protagonistas no fuera lo suficientemente fuerte como para ser mas importante que sus sueños y metas profesionales. Rompe toda esa ilusión e idealización del amor que mi mente construyó a lo largo de esos años. Si, esa idealización la deseché hace ya bastante comprendiendo la esencia de esta película.

Disfruto muchísimo ver esta película, me gusta como me hace sentir y creo sin duda alguna eso es lo mas importante y lo mas atrayente sobre este material cinematográfico, la manera en la que me conmueve de muchas formas y en diferentes niveles. 

Bromeo siempre sobre el que he querido conseguir un amor tipo lalaland, esta película es una obra para aquellos que aun se encuentran en una escalera, bajando por los peldaños de un amor idealizado, pensando que todo será como historia Disney donde el príncipe o la princesa llegan a salvar el día y todo finaliza con un vivieron felices por siempre.

Lalaland es una de esas historias que me hacen vivir el momento (recordar, llorar, reír, sentir mi corazón acelerado) sabiendo al final que son solo historias, tan variadas como la vida misma y que en un mundo con una enorme cantidad de personas tan distintas una de otras, hay muchas historias aun por contar y sentimientos aun por descubrir.




domingo, 15 de agosto de 2021

Como ave que emigra

 Y donde queda mi tierra, aquella que me vió nacer, que me dió nombre e identidad, me dió gentilicio y maneras de expresarme. 

He tenido muchas preguntas respecto a como debería sentirme sobre estar lejos de las personas con las que crecí, del país donde viví prácticamente toda mi vida y sobre como supuestamente ese sentimiento colectivo de nostalgia debería inundarme cada día de mi vida. La verdad es que no lo siento, no lo he sentido y no creo sentirlo nunca.

Nunca digas nunca seguramente es algo que estará rondando tu cabeza y si, puede ser que así sea, posiblemente algún día me arrepienta de mis palabras y de como me siento actualmente respecto a esta situación. Para poner en contexto soy venezolano que a sus 27 años sale de su país rumbo a Ecuador. ¿La razón además de la evidente decadencia política y social de mi país? Podría decirla en una carismática y absoluta muestra frase coloquial de mi país y aunque seria mucho mas clara y concisa considero que lo mejor seria desglosarlo completamente. 

Diciembre del año 2013, estaba recibiendo mi titulo de odontólogo tenía novio, trabajo y amistades increíb… esperen creo que me fui muy muy atrás en la historia. Mejor vamos a Marzo de 2016, para ese entonces tenía un cerdito vietnamita como mascota llamado Fu Bacon, estaba viviendo en una ciudad llamada El Vigía ubicada en el estado Mérida y un trabajo como odontólogo que mantenía desde el 2013 antes de graduarme. Siempre me gustó la ortodoncia como área de especialización en odontología, en esos instantes decidí inscribirme en unos diplomados que me permitieran desarrollar mis habilidades y gustos en esa área. Mis oportunidades de poder realizar una especialización profesional estaban muy limitadas por no decir que imposibles económica y personalmente. Poco a poco estaba acondicionando mi hogar hasta volverlo justamente eso, un hogar, pero siempre tenia esa sensación de que faltaba algo, de que no podía tener todo lo que debería estar logrando. 


Para ese entonces estaba realizando mis planes de poder iniciar mi propio negocio, lógicamente una clínica dental. Digo lógicamente por que realmente amo la odontología. Sin embargo, siempre existía esa piedra en el camino con la cual cada venezolano se despierta cada día para tropezarse, una economía deficiente y si a eso se le suma la muy bien llamada “viveza criolla” eran situaciones a las cuales yo no estaba dispuesto a tolerar. Y en mi interior surgió algo que me invadió cada milímetro de mi cuerpo para no liberarlo nunca más y cuando digo nunca más es que aún existe dentro de mi actualmente, se llama inconformidad.

No está mal el querer siempre más y más, eso debería ser la regla, debería ser el punto de partida para cualquier decisión en nuestras vidas, por que lo merecemos, lo merecemos por que sí y ya está. Nada está destinado ni escrito que hemos de recibir, en este juego de casualidades y oportunidades todos somos competidores.

Pensé en mi destino, compré mis boletos, pedí una amiga me recibiera por una semana al llegar a ese país y vendí absolutamente todo lo que tenía, desde mis instrumentos dentales que mi madre y mi padre me compraron con tanto esfuerzo al iniciar mi carrera hasta mis platos de la cocina. Obtuve 1450$ Dólares americanos y me subí a un avión lleno de ilusiones y de esa inconformidad que llenaba mi cuerpo de metas y esperanza. Al llegar registré mi titulo profesional y solicité mi visa permanente, en ese período comencé a trabajar como mesonero en un agradable bar de la ciudad de Guayaquil - Ecuador. He de ser completamente sincero, disfruté cada segundo de ese labor, desde no dormir ni comer lo suficiente hasta lavar los baños recién vomitados y aunque esa sensación de inconformidad me frustraba algunas veces y me hacía sentir una angustia desesperante en ocasiones, en retrospectiva, disfruté mucho la experiencia, conocí a uno de mis mejores amigos en la vida allí, me liberé de muchas ataduras personales y conocí muchas historias de vida de las cuales siempre he de extraer algún aprendizaje.

Ese sentimiento que tanto me inundaba para entonces, me hizo rechazar trabajos de paga injustificada, de sobre explotación y también de malos tratos. Fue hasta cuando un doctor me contactó para ofrecerme el empleo que cambiaría mi futuro en el Ecuador pues gracias a ese trabajo crecí y me desarrollé en este país.   Trabajé allí por unos largos 3 años y 10 meses que me permitieron emprender mi propio negocio y seguir alimentando ese sentimiento del cual les he escrito acá. 

Ya en contexto, siempre escucho sobre el como no extrañar Venezuela por esto y por esto, como no volver a mi país si es MI país y MI gente. Todos los que piensen así están en toda la razón, tienen su verdad y su realidad y eso lo respeto completamente. En mi caso siento cualquier lugar como mi tierra y siento a cualquier persona a mi alrededor de la misma forma sin importar el gentilicio. El orgullo patriota lo siento descafeinado, usado y maltratado por una “revolución” que manipuló el sentir de muchas personas a su favor político. 

Sé que todo lo que pueda expresar acá puede herir sensibilidades, ser tomado a otras interpretaciones e incluso sonar despreciable en algunos casos pero debo decirlo y es que no me siento orgulloso ni de ser venezolano ni ser latino ni de ser incluso un ser humano. Todo sentimiento de orgullo en mi interior está dado por lo que yo como persona pueda lograr sin importar el lugar o las personas que me rodeen, pues sé perfectamente de lo que soy capaz. La tierra que siento bajo mis pies la siento como mía, me encuentre donde me encuentre, y me refiero al sentimiento no a la propiedad. 

Siento cada persona a mi lado como igual, como mi gente, sea de donde sea y venga de donde venga, siempre y cuando me respete tanto como yo le respete, es así como no puedo tener esa sensación de hermandad con alguien por solo haber nacido en el mismo país o venir del mismo lugar sin conocernos. Venir de la misma ciudad no nos hace buenas personas, ni honestos y mucho menos fuertes y emprendedores. Cada lucha interna es distinta y cada lucha en el extranjero es propia y particular. 

Es así como desde mi posición de ser humano blanco y privilegiado, hablo sobre como carezco de ese orgullo patriota en todo sentido. Teniendo una familia maravillosa que me ha dado todo, desde amor hasta apoyos financieros a lo largo de mi vida. No soy de esas personas que afrontaron situaciones fuertes y traumáticas en su país antes de emigrar. Es egoísta probablemente y quizá la razón por la cual no siento nostalgia colectiva sobre mi tierra. 

Sin embargo seamos sinceros y realistas, puedo pensar y creer en lo que quiera, pero las fronteras y pasaportes existen, allí han estado y ahí seguirán, así que desde que nací hasta el día que me muera, soy un  venezolano infestado de inconformidad.




lunes, 26 de octubre de 2020

Un chico para un chico

Han sido muchas las cosas que han ocurrido en este año que llevo sin plasmar mis vivencias. Y este es mi momento de reflexión, cada vez que me siento a escribir voy liberando de alguna manera un estrés interno que me atormenta levemente. 

Esta es una carta sin estampilla y sin sobre pues no tengo a quién enviarla, el destinatario ya no está a mi lado cómo siempre lo había soñado. Para algunas personas es difícil pensar en que yo pueda seguir atado a esa persona que ya falleció. Dicen que la vida sigue y que yo debo superarlo, que no es algo para echarse a morir, pero sus vivencias no son iguales a las mías y nunca tiendo a caer en ese conflicto de explicarles el porque me siento como me siento. Pablo falleció hace dos años y me dejó mucho dolor que tuve que llevar sobre mis hombros, pero lo que no murió fueron sus recuerdos, las heridas incluso emocionales sanan pero los recuerdos siempre quedan. Pasa el tiempo y día a día recuerdo como me sentía hace dos años a su lado, comparando los pequeños detalles de las cosas que habíamos planeado juntos, de las inmensos proyectos que habíamos organizado para futuro planteándome cómo hace dos años me veía en el 2020 y como ahora me veo pensando en lo que creía que sería. Me siento justo ahora a plasmar estas líneas pues no cabe la duda de qué me siento totalmente feliz.

¿A que puedo deberle tanta felicidad? bueno pues empecemos a enumerarlo; lo primero y lo más increíble es como lo que siento por Pablo sigue totalmente intacto después de estos dos años. Lo segundo, lo fuerte emocionalmente que me siento pudiendo soportar pérdidas de amistades tan grandes como las que tenía, aunado a estas razones hay muchas más que van desde el aprendizaje laboral que he tenido así como en lo profesional y en lo personal. No es un secreto para nadie que este año nos ha llevado a aprender a todos los seres humanos del planeta teniendo una curva de aprendizaje sobre cómo sobrevivir y cómo comenzar a modificar nuestra “normalidad”. 

Cómo extrañaba volver a mi diario, a este lugar, este blog que me ha visto crecer y que me ha leído desde que escribía tonterías a los 20 años -incluso creo que más joven-, la mayor parte de mi vida ha sido plasmada en este blog y en sus líneas se puede ver mi crecimiento, mi madurez y toda mi vida. He aprendido a perdonar,  a amar y a ser feliz. Por ahora tengo 30 años no sé hasta qué edad siga plasmando mis vivencias aquí pero me encantaría que en mi senectud aún siga escribiéndoles razones de mi intensidad a vivir. 

Lógicamente sigo sin Pablo pero sé que me acompaña cada día de mi vida, aún sigo sin tener una nueva pareja tampoco sin conocer a alguien o sin siquiera comenzar a salir con alguien. Ultimamente me encuentro un poco más optimista respecto al tema, ha pasado ya el tiempo y creo que estoy preparado, igual no estoy buscando nada pero si llega no me cerraré a nada. Me gustaría que Pablo supiera que nuestras metas que planeamos y pensamos se están comenzando a cumplir una a una, qué no cabe duda de qué las cosas han ido mejorando y de qué el futuro que planeamos ya no queda tan lejos como lo veía. Quisiera que supiera que su nombre solo me produce paz y que me encanta ahora recordarlo por qué no siento ese dolor y esas agujas en el pecho,  quisiera que supiera que cada vez que le recuerdo sonrío y sonrío enormemente. 

Hace poco conversando con alguien le dije qué siendo gay era un chico de un solo chico les cuento que esa persona me comentó que no creía y qué seguro de heterosexual sería mujeriego. No entraré en ese tema pues la promiscuidad no tiene nada que ver con la orientación sexual pero en fin no es algo ni que me enorgullezca ni que me haga sentir vergüenza sólo soy lo que soy,  un chico de un solo chico. 

Cuando salgo a caminar me imagino lo lindo que sería estar tomado de la mano de alguien,  no está bien pero tampoco está mal. Cuando me tomo un café mirando a la ventana me imagino haciéndolo con alguien abrazándome, no está bien pero tampoco está mal. Cuando hace frío y estoy viendo una película me imagino riéndome con alguien, no está bien pero tampoco está mal. Lo que esté bien o esté mal me tiene sin cuidado, sólo soy un chico de un solo chico. 

A veces extraño lo que se siente el contacto con otros labios, piel contra piel o incluso el calor de un cuerpo contra el otro. He olvidado muchas sensaciones físicas pero si tengo siempre presente lo que sentía en mi pecho cuando ocurría con Pablo. 

Nada en tiempos de Pablo era perfecto pero tampoco necesitaba que lo fuera, puedo pintarlo todo hermoso y color de rosa, mi perspectiva no tiene por qué ser fiel a la realidad. Así le recuerdo, por qué incluso en sus peores momentos, ahí estuve a su lado. El amor de cuentos de hadas no sé si exista, no lo viví. Junto a Pablo supe el ser incondicional, la impotencia de no poder hacer nada cuando había dolor, cuando por las noches había incontinencia. Ver como sus labios se hacían azules y su piel amarilla, me mostraba como las historias de amor siempre tienen dos caras y que en todo relato siempre hay una parte que jamás se cuenta, que se guarda en secreto y que se mantiene en los recuerdos más profundos hasta que aparecen nuevamente en pesadillas por las noches frías de octubre.  

El mito oriental del hilo rojo del destino habla de cómo los dioses atan un cordón de color rojo alrededor del tobillo o incluso en el dedo meñique de dos personas que deberían conocerse o ayudarse en algún momento determinado en sus vidas. De esta manera los dioses se encargan de unir a aquellas personas que más vamos a llegar a querer independientemente del momento, lugar o circunstancia, por lo que este cordón se puede estirar, trenzar o enrededarse pero jamás podrá romperse. Es de esta forma que pienso que mi hilo rojo estaba atado a Pablo. Un chico para un chico.


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jueves, 10 de octubre de 2019

Tomar dictado


Dicta un momento emocional que quizás con el paso de las agujas del reloj queda sepultado en un terreno casi cristalino donde mirando de cerca veo mi pasado y mi presente reflejado. 

Dictan las huellas de mis manos que marcan mi individualismo, establecen mis límites físicos y me adentran al llamado subconsciente separando así mi realidad de cualquier otra realidad.

Dictan mis besos un amor elocuente, aquel que no doblega sobre sucesos inesperados pero que llevan de la mano emociones que algunas veces pesan sobre mi cabeza.

Dictan sus sonrisas la alegría encerrada en un alma que solo espera por liberarlas, por descubrir que las sensaciones más tristes traen consigo una felicidad inadecuada.

Dictan la interacción ante cada situación, pues somos esa diversidad que debe existir pero que al parecer deben mantener frenada bajo sus límites. Somos partícipes entonces de una interacción actuada.

Dictan acaso entonces mi huesos el frío que llevan de hace ya varios inviernos. Contemplan la fuerza y el ímpetu de llevar una carga que no pesa pero que te acompañará siempre.

Dictan de ti, de mi. Lo que fuimos, lo que somos y lo que será.

lunes, 7 de octubre de 2019

Le oigo hablar



Murmura sus deseos, se cierne sobre mis hombros, me devora desde el interior, suplica testarudamente por un poco de clemencia. Le oigo hablar, le oigo decirme palabras sin sentido en mi oído izquierdo, replico que por ese oído mi audición falla.

Atraviesa mis murallas y me comenta sobre frases estrambóticas que añora ser parte de mis deseos. Altruista tú que estremeces mis carnes a fin de solo devorar alguna pieza. Le oigo hablar sigilosamente sobre mi oído derecho, le digo que está bien aunque escuche pero no comprenda bien lo que dice.

Se planta frente a mi en el espejo, en su espejo, en el espejo burdo de la autocrítica. Diásporas peregrinando para decirte algo que ya sabias. Analistas que te inducen lo que ya tu conocías. Y la familia, diciendote cosas que ya tú comprendías. Le oigo hablar, pero no lo acepto.

El tacto tan distinto es de lo visual, distorsiona la figura mi idealización de algo tan egolatra y disperso. Una sensación que acaba desde dentro pues le oigo hablar y quiero pararlo. Enmarco mi perspectiva para tenerla allí en caso de necesitarla, un cerillo en mi bolsillo por si quiero quemarla y un abrigo por si quiero taparla. Le oigo hablar pero no toma mi atención, le oigo hablar hasta que su ímpetu  es derrotado ante mi calma y en su momento más débil le oiga hablar en un llanto de zozobra.


jueves, 21 de junio de 2018

Te extraño




Extrañarte a desmedida a evitado el contenerme y he caido en un aislamiento autoinducido. Se me hace difícil seguir con mi vida como si nada pasara, a nadie le comento lo ocurrido y fijate, estoy acá escribiendo sobre nosotros para que cualquier extraño lo lea. 

No ha sido fácil sobrellevar tu muerte. Hoy tu madre intentó comunicarse conmigo, me ha dicho bajo su duelo y su dolor, que me odia, que me odia tanto que quisiera verme muerto. Recuerdo las semanas que estuviste hospitalizado y te llevé rosas blancas, llorabas al verlas y decías que la culpa era de mis horrendos zapatos, uno de esos días tu mamá me llevó a buscarte ropa, fue la primera vez que compartíamos algo de tiempo, hablaba de como eras de pequeño y me llenaba de preguntas sobre mi vida. Sonreía e increíblemente me sentía bien, nunca le agradé a tu mamá, creo siempre pensó que no soy suficiente para ti, quizá necesitabas a alguien mejor que yo.

No estoy bien e incapaz de sobrellevar esto, no se que hacer. No me concentro en mi trabajo, salgo con mis amigos pero mi mente no está en ese lugar, ya todos lo notan. Lloro en cada instante que estoy solo. Escribirte cartas me hace sentir un poco mejor, una simple mentira piadosa a mi mismo.

Me dejaste un regalo bajo la cama. No podía creerlo cuando lo vi. Pero, gran idea la tuya, disculpame por no barrer a diario bajo la cama, aparte lo pegas a la cama, no se vale. Gracias, no sabes lo abrumadoramente feliz que me sentí, aunque duela me hizo feliz. La fecha es de unos días antes de tu cirugía. ¿Sabías lo que iba a pasar no? Por eso me cantabas llorando La vie en rose, por eso ya no manejabas la scooter. Te rendiste, tenías que seguir luchando. 

Anoche no pude dormir, ayer tuve que irme del trabajo a media jornada, no lo soporté, hoy ni siquiera fui, no se si quedarme en casa unos dias. No estoy bien. Quisiera irme lejos de acá, quisiera desaparecer, quisiera dormir y no despertar. Quisiera estar contigo, hablar contigo, reir contigo. 


Te quiero.

jueves, 14 de junio de 2018

La memoria infectada


...y todo será lo que será.



Quizás mi mente no comprendía hasta que punto estaba inmerso en una situación bastante complicada, sin embargo desde fuera suena mas grande de lo que realmente fue. Vale, entiendo, todo pudo haber salido mal sin embargo no fue asi.

La última vez que le vi, me abrazó, tomo mi mano y la besó, la apretó tan fuertemente que pensé me rompería los huesos. Entre lágrimas solo articula adecuadamente ciertas palabras, toma un gran respiro y me roba un beso. No comprendo realmente la situación, solo me mantengo perplejo río, le pregunto si esta loco normal o loco más de lo normal y con cierta inquietud le pregunto - ¿Pasa algo? No hubo respuesta, ya nunca habrá respuesta.
No le volví a ver, allí fue nuestra despedida, aun sin saber que eso era, una tonta despedida.

Su amor al jazz y nuestro baile (como le llamaba él "gentleman to gentleman) junto a una canción de Norah Jones fue lo que me atrapó y me llevó a descubrir una linda manera de ver la vida. Ese sentido del humor tosco y negro. Su empeño de verme dormir a su lado y despertarme a besos y claro, las citas menos comunes del mundo. Su manera de escribir canciones y dedicarlas al viento, de sentarse en la calle y entonar una melodía con dedicatoria. Su gesto de puchero para sacarme sonrisas cuando me molestaba. Su odio a la fotografía y el amor a su piano de cola. Su atractiva anatomía que llamaba la atención en cualquier lugar y como me decia - te envidio por ser tan guapo, mira como todos te miran-, tonto, esos besos robados en cualquier lugar y las notitas de amor bajo el colchón. 

Una despedida algo truncada, algo insuficiente. Esperé como cada día al girar mi rostro hacia la ventana verle allí parado con un helado ron con pasas al terminar mi jornada de trabajo, esperé salir al balcón al oir una bocina y que fuera de su scooter invitándome a salir. Esperé, esperé pero nunca volvió, ni él ni su canto de La Vie en Rose.

Ya no dispongo con quien discutir sobre semántica, gramática, historia, música, series y la discusiones fuertes sobre cual oreo es mejor, chocolate o vainilla. Ya no dispongo de sus ojitos claros al despertar ni su piel blanca rodeandome. 

No tuve tiempo de decirle tantas cosas, nunca dije cosas importantes, ahora ya es tarde, ya no puedo. No sabia que ese beso seria el último, no le hubiera dejado ir, solo dejó bajo el colchón una ultima nota -te amo, esto es amor-. Y ahi se quebró mi alma. No sirve de nada sentarme en el césped a llorarte, a lamentarme tantas cosas que no dije, ni cuantas veces interpuse mi trabajo a las citas locas que me llevabas, perdí valioso tiempo juntos. El amaba las rosas blancas desde siempre, ahora cada viernes le llevo un ramo, sin embargo ya no puedo ver su sonrisa y esos ojos llenos de lágrimas cada vez, sin importar cuantas veces fueran, cada vez que le daba una rosa.

Lo extraño, 11 días tardé en conocer la noticia, once, once días. Salgo a mi balcón y ya no está quien me ofrecia el casco verde fosforescente que tanto odiaba, la verdad, no lo odiaba, me encantaba y el lo sabia en secreto. 

Aunque no le gustaban se comía mis arepas y decía que era la comida mas perfecta del mundo, gritaba que era el hombre mas afortunado por tener un "esposo" que le cocinaba la comida "mas perfecta del mundo maravillosamente mundial", yo amaba sus bolones mixtos (sin el maní).

Se fué, con aún tantas cosas y planes por cumplir. 




viernes, 13 de octubre de 2017

Teatro del lobo y su disfraz de oveja



Entre largas conversaciones con "mi mismo" asi como muchos le llaman, he tenido la oportunidad de, entre risas y enojos esporádicos quedar totalmente atónito hacia situaciones bastantes particulares que me involucran. Solo en mi mente circulan preguntas, asombrado me hago cuestionamientos sobre ¿Como le hace, como le hace para tomar un sentimiento, cambiarlo y hacerlo suyo, tan capaz de manipularle a su antojo y conveniencia?, habré adoptado una posición tan mala en esta historia como para que luzcan tantos adjetivos calificativos a mi persona que sin duda, son tan maravillosos líricamente de leerlos como de decirlos en voz alta.

En las noches mi mente hiperactiva hace alusión a sentimientos brindados en forma de textos en esta representación absurda de una realidad la cual creo fue tergiversada, creo no, así fue. A donde fueron a parar aquellos buenos momentos vividos si no hay ni el más mínimo respeto a la memoria, no la memoria de un personaje muerto, sino un sentimiento, quizás no me refiero a nada tangible pero muerto al fin. No todo lo muerto se pudre, aunque en este caso, si.
Se ha descompuesto en innumerables ocasiones, una más. Una raya mas al tigre, ¿que tanto?. Sea así o de otra manera muchos tigres terminan de tapete. Realmente ya no importa lo ocurrido, solo me sorprende, si así lo prefiere pues puedo ser el malo de la historia, si ha de recurrir a ello es por que no debe tener nada  más interesante que ofrecer, tan pobre ser ha de ser que lo único capaz de ofrecer es una mentira. Una mentira, una historia que tomó prestada pero que jamás será suya.
Para un público variado y bastante concurrido que va y viene cada noche al espectáculo, es bastante agradable oír ese monólogo y sentir una pena quizás sincera, pero olvidan algo, un espectáculo es un show, un rol interpretado y a un hombre por mucho pantalón que use no lo hace hombre.

martes, 29 de agosto de 2017

Gracias pero no gracias

Sinceramente tengo demasiado que escribir pero no la disposición, he querido escribir de mi relación fallida, de mis sueños y por supuesto de mi, pero no hay nada, no hay nada que pueda decir.

A mi ex le doy las gracias, a mis sueños agradezco la esperanza y de mi solo que finalmente tengo paz. Así de simple, así de poco analítico, así cortito y básico. No encuentro las palabras, no encuentro los motivos, la inspiración viene y se va, estoy en un vaivén de metáforas pero ninguna se detiene a conversar, pasan apresuradamente, algunas incluso me golpean. Ahí estoy yo, en la esquina de incertidumbre y paz, estoy ahí pero no estoy en ninguna de las dos. ¿Como cruzar la calle a cualquier dirección? si me siento a ciegas, me siento vacío de palabras, no puedo crear ninguna y mucho menos atraer alguna. Tengo voz, tengo sonidos pero no puedo hacerlos comprensibles. He perdido la capacidad de comunicarme.

Gracias pero no gracias, mi pasado está resuelto mi futuro está armándose y mi presente esta a la luz del día , a los tres los valoro cual reliquia ancestral, pero necesito escribir, necesito decir que río como un loco, que lloro por que extraño a mi familia, que sonrío por que amo lo que hago y que canto por que soy feliz. No tengo voz, gracias pero no gracias; gracias por ayudarme y comprenderme pero no gracias, no deseo comprensión, deseo liberación, deseo escribir, deseo armar frases sin sentido que al unir muchas de ellas expresen realidades, quiero y quiero dedicar líneas, quiero y quiero sentirme incomprendidamente satisfecho, quiero y quiero escribir, quiero escribir lo que escribía cuando escribía, quiero escribir dedicatorias entre líneas que satisfagan mi amor por la escritura. 

Estoy estancado, estoy agobiado, estoy extasiado. Me siento agradecido, sublime y con la convicción tan firme de escribir lo que quiera, de romper las redes que atan mis palabras, de escribir cosas tan ilógicas y dolorosas a la gramática que nadie resista el poder continuarlas. Quiero que sufran literariamente todos los adeptos y rompan en mi todas sus desvirtudes y sus resentimientos, quiero que su frustración sea la mía y la mía sea el poder de crear tanto descaro poético como grande es el universo. Quiero destruir sus palabras, mis palabras, las palabras que uso.

¿A donde han ido mis palabras? ¿A donde he ido yo?, necesito mi voz y mi lápiz para transmitirla, me necesito, me necesito, gracias pero no gracias. Tantos temas curiosos para escribir, tantos temas para charlar, tantas mentiras y tantas promesas nuevas, tantas metas y tantos sueños. ¿que soy yo?, que soy yo sino algo vacío que perdió su poder, que perdió todo, que perdió su voz y de eso ya no queda absolutamente nada, no soy nada, no soy envase alguno, ya no contengo nada, ya realmente no puedo contener nada. No reprimo, no contengo no guardo nada que pueda usar para mi gloria, para mi culto, para satisfacer mi autoestima egocentrista, ya no soy adoración alguna, no soy idilio ni desahogo de nadie, no soy altruista ni tergiversante, no soy un debate a medias, no soy ni seré un debate psicológico, no soy valeroso quizás para palabra alguna. Ninguna de esas algunas desea estar una junto a la una. 

Escasez en mi cabeza y agotamiento en mi subconsciente, alejo de mi sin desearlo esas palabras, esas dulces palabras que llenaban mi vocablo, esas dulces melodías que escribía a medianoche mientras a los alrededores brillaba un alma libre de pensares, libre de interrogantes, tan libre y tan pura como un gracias pero no gracias.


jueves, 20 de julio de 2017

Introspección

Ha pasado ya bastante tiempo desde la ultima vez que escribí. Ha pasado bastante tiempo ya desde que me sentí tan mal como para escribir, ha pasado ya mucho tiempo desde que me sentí tan felíz como para escribir. He recorrido tantos caminos en este año que no me he tomado el tiempo para escribir. Es de esta manera como vuelvo a mi desahogo, a mi diario, por que al final esto es un diario, tan personal y secreto como uno en físico.
Tengo ya 27 años de edad, creo firmemente que desde que comencé a escribir acá mi vida a sido mas refrescante, he tenido un respiro para el desahogo. Increíble leer y recordar todas esas cosas que sentía en cada momento de mi vida, no mentiré, muchas de esas cosas las había olvidado, momentos, frases, días y semanas enteras que significan tan poco que simplemente no recordaba. Les diré que me hice a la tarea de leer uno por uno los post publicados y otros que estaban en borradores (que no mentiré, ya recordé por que están ahi en borradores). Al comenzar se nota mi inmadurez, mis ganas locas de vivir, mi deseo de comerme el mundo y otras cosas también. Noté cuán importantes eran para esa edad el sexo y las amistades, incluso vi toneladas de ignorancia y errores ortográficos (aún los hay) pero sobretodo vi mucho sentimiento, mucha pasión. Al leerlo debías ver mi cara, era un poema, tanto pero tanto amor, sexo, odio, despecho, sufrimiento (y lo mantengo, se puede sufrir de felicidad, de risa, de dolor, etc) una variedad absurda de sentimientos.
Pero este es un blog personal, un diario público donde cualquiera puede acercarse y adentrarse en mi vida personal, puede conocerme y saber quien soy realmente, puede ver mi lado positivo y negativo, mi lado aburrido y... bueno lado divertido no creo tener. Por tal motivo me seguiré expresando tan transparentemente como el primer día, incluso dejando en evidencia mi inmadurez e ignorancia.
En la plenitud y paz en mis sentidos y de mis sentimientos, espero retomar el blog más seguido.
Gracias a ti por tomarte la molestia de leer estas líneas.


sábado, 14 de mayo de 2016

Holgorio



Sentado sobre el suelo, levanto mis manos para escribir en la computadora algunas sensaciones que me embargan durante ese momento y sin pensarlo me detengo, no hay explicación solo no puedo, no hay nada que escribir, no hay realmente nada que decir.

¿Qué sería de mi si no pudiera hallar desahogo en las palabras? Cada una de ellas las tomo prestadas del diccionario y con ellas me voy liberando. Con ellas me voy desahogando. ¿Dónde están ahora esas palabras? Si siempre me han acompañado a donde voy, si nunca me han abandonado cuando más las he necesitado. Ahora sentado sobre la computadora, hago el llamado, solicito de su ayuda, pero nada parece ser suficiente para que las palabras puedan aparecer.

Generosa y tierna esperanza que llega en el momento adecuado, indagando sobre lo ocurrido, preguntándose a sí misma si ella debe estar allí. Acumulo de dudas más que respuestas, nada parece irse solucionando, nada tiene la vía sencilla para lograr su cometido. Divertido se ha establecido acá.
Me levanto y escucho unas palabras. “Yo soy”, comprendo el significado, pero no el contexto de por qué han aparecido esas palabras en mi cabeza. Yo soy. Yo soy Kristofer, un humano promedio, de contextura e inteligencia promedio. Aja, ¿y ahora? Qué sirve el significado de quien soy para desahogarme.

Surgen mas palabras en mi cabeza, “Yo ante ti, soy lo que soy” y todo cobra sentido, hasta que notas que realmente nada tiene sentido. Una sensación de comprender algo aun sabiendo que no comprendes nada. En el vaivén de nuestras desgracias, tan pocas son que las alegrías se desbordan. Tan pocos son los rascacielos que la dicha es solo para algunos.


En aquel entonces no comprendía muy bien la sabia respuesta de mi subconsciente. Algunas veces quien más solo está, es quien se encuentra más acompañado. La mente, mi mente, tu mente, la mente que formamos, la que imaginamos, cual es real, cual es falsa, si todas se nos presentan de una forma tan tangible que las confundimos entre ellas, ¿Dónde comienza mi mente y termina la tuya? No hay límites reales entre lo que pensamos y lo que somos. No hay dicha sin tristeza. 



martes, 10 de mayo de 2016

Asi y de otra manera

Dulces melodías invaden la habitación, empalaga bocas y crea cierta expectación sobre que es lo que sucederá de acá en adelante. Nada es tan fácil ni tan difícil como creemos. Algunas veces si las vemos desde afuera, podríamos decir "que tontos somos", asi es, que tontos somos. Las casualidades de la vida no tienen un significado, por eso mismo se llaman casualidades, no le demos a ellas algún sentido de destino. El destino no existe, nunca ha existido, ¿nos creemos tan importantes como para creer que algo o alguien dirige nuestras vidas en hasta el más mínimo detalle? Somos simplemente un grano de arena en el tiempo infinito de la existencia, somos tan insignificantes que seguramente (a la mayoría) nadie recordará en tan solo 1 o 2 siglos.  Muchos pasaremos nuestras vidas sin hacer algo realmente grande, algo importante, algo tan significativo que quedemos registrados en la historia universal.

Si todo va siguiendo ese curso ¿Por que darnos mayor importancia de la que merecemos?. Seamos conscientes de que cada hecho que marca nuestra vida es producto de nuestro juicio y de nuestras decisiones. Vivir, ¿una decisión o un simple hecho que aceptamos asi debe ser?. Y la felicidad, ¿se consigue o se da espontáneamente?  entonces como conseguir vivir felizmente. Soñemos y descubramoslo juntos.

lunes, 9 de mayo de 2016

El Aura



Entre ruidosos callejones de la ciudad, la luz inclemente del sol golpea mis pupilas, mi cuerpo comienza a sudar descontroladamente, mis manos se sienten frías por el contacto del aire con las mínimas gotas de sudor que bajan desde la palma hasta los dedos. Se siente cierto malestar en el abdomen y se lo achacas a una indigestión. Mis manos se vuelven inestables así que me detengo en una esquina, procurando estar lo suficientemente lejos de cualquier objeto punzo cortante, o de un lugar que puedan ocurrir daños materiales. El aire se hace más ligero, sientes que vuelas, sientes como cada dedo se desprende de tu mano y cada mano de tu brazo, así hasta llegar a tu cabeza que la sientes como aplastada sobre el asfalto. 

Y de pronto la percepción se pierde, entras en un estado desahuciado, te preguntas ¿podré algún día lograrlo?. Cada sentido comienza a desvanecerse, todo inicia con el gusto, la saliva se pierde, se reseca la boca, nada es ácido ni amargo, aunque según dicen algunas experiencias se tornan dulces, no es mi caso. La audición es la segunda en desvanecerse, el zumbido en mis oídos se incrementa segundo a segundo hasta que ya no oyes nada, quizás oyes el silencio o el silencio te oye a ti. La paz comienza a invadir mi mente, sin embargo siento levemente los latidos de mi corazón, unos mas fuertes que otros, esa inexplicable sensación de paz y agitación juntas de la mano, ¿quien diría?. Mantengo mis ojos cerrados, bueno, no se si están cerrados, simulo que si y veo una luz, hermosa, amarilla. Muchos dicen que el color no importa, siempre varía de persona a persona, pero jamás varía en la misma persona, le llaman AURA, mi aura es amarilla, trato de sonreír, ¿se hará evidente? No lo creo, ojalá fuera así. Hace tiempo indagué el porqué de la variación de color entre personas, dicen que cada color tiene su significado, el amarillo o dorado dependiendo de gustos, representa a alguien sociable, atento, brillante y bastante crítico. ¿Soy sociable? ¿Seré acaso atento?, Brillante no soy, nadie me lo ha dicho ¿o si?, crítico, soy crítico, -sonrío-. Perdí mis demás sentidos, nunca presto atención, siempre me entretengo en el aura, lo importante, lo intangible y maravilloso del ser humano.

No me siento físico, me siento energía pura, me siento eléctrico, magnético, soy algo más que solo un alma, un aura, siento que soy parte de aquello que llaman Dios, de aquello tan sublime que con solo imaginarlo en esta sensación abstracta me lleva a la paz. Una tranquilidad así, en medio de tanto desastre y tanto dolor no tiene lógica. Si Dios es real, le he visto, le he tocado, Dios me ha dado su fuerza, su valentía. Dios me ha dado su aura. Dios me ha demostrado que en el caos está el silencio y en mi mirada está el. 

La paz decae, los sonidos de gritos y las cornetas de automóviles se escuchan cada vez mas fuertes, la luz comienza a brillar y mis pupilas se contraen, comienzo a tener un sabor amargo metálico en la boca, comienzo a percibir el tacto de otras manos sobre las mías y los olores de orina comienzan a llegar a mi nariz. Mis pulmones toman un gran bocado de aire y caigo nuevamente a la realidad. Solo he conocido a Dios por unos segundos, los segundos mas valiosos de mi vida, mejor dicho, la energía más valiosa de mi vida. 

 Despierto consciente de todo ello y de aquellos junto a mi, quienes preocupados me dicen "estas bien" ya pasó, me levanto, paso mis manos por los labios retirando restos de saliva espumosa y les digo, ya pasó disculpen este mal rato.

jueves, 5 de mayo de 2016

Invierno

Cae la noche y del bolsillo saca un cigarrillo para lograr engañar un poco al cuerpo sobre el duro invierno que cae sobre la ciudad y por supuesto sobre el corazón. Camina hacia un bar en una esquina de la calle y al entrar grita con voz quebradiza ¡Una cerveza por favor!

Saca del bolsillo un billete húmedo y destruido, cancela su pedido y se retira con un caminar desanimado. Pasea por las calles que adornan a una hermosa cuidad turistica llena color y vida. Para ese entonces, no hay vida, ni colores. Se sienta en una plazuela, en la banca con mayor iluminación posible junto a una señorita que tiene un libro llamado "el placer de vivir" en sus manos. Le mira y le parece arrogante, solo leer el titulo del libro le hace pensar que tipo de persona es. 

Ella expresa una sonrisa, el voltea a verla y ve como sus ojos al parecer no han notado de su existencia. El se levanta suavemente quizás para no anunciar su presencia. Camina alejandose del lugar pero girando cada cierto tiempo para ver si ella le seguía con la mirada. De cada vez que giró ninguna fue afirmativa.

Quiere beber, sin dinero solo le quedan los cigarrillos en el bolsillo. Saca uno y está roto, maldita humedad -
dice con cierto enojo y se detiene cerca de un faro de luz en la entrada de la calle Wallet. Levanta su rostro hacia el cielo sintiendo puntos fríos cayendo del cielo sobre sus labios, se anuncia el inicio de una nevada.