¿Una palabra o un sentimiento?, ¿una emoción o un ideal? Ya es la tercera
vez en el día en la que el señor Ka se detiene a pensar en ello. Sentado sobre
un sillón bastante grande con cojines lo suficientemente acolchados para tener
altas expectativas sobre su comodidad Ka lleva una mano hacia su cabeza
suavemente para no despeinarse y se recuesta sobre ella, con la otra, levanta un
vaso de agua, bebe un poco y sus labios dibujan una sonrisa de placer.
El día es caluroso, hay una falla eléctrica masiva, un blues de nombre “at last” suena de fondo proveniente de un teléfono
móvil y el ambiente toma un tono naranja, envejecido, de antaño. La luz toca
suavemente la superficie húmeda del vaso de agua y se dibuja la trayectoria de
una gota deslizándose a lo largo del mismo cayendo sobre una hoja blanca en el
escritorio. Las ventanas y puertas abiertas intentan eliminar interferencias
por si una ráfaga de aire decide entrar al lugar, cual invitado de honor.
Los pensamientos corresponden al ambiente presente y se arrojan toneladas
de sensaciones por el cuerpo, algunas terriblemente incómodas y otras sumamente
agradables. Pensamientos de alegría cruzan esa autopista colapsada de emociones
y solo una palabra logra calmar tanto desorden, esperanza. ¿Qué es la
esperanza? ¿de dónde proviene? ¿Qué la motiva?
Comienza la lluvia de ideas y tal cual como en el estado climático, las
ideas comienzan a caer en un desorden infernal sobre el suelo, sin
coordinación. Las frases comienzan a romperse y ocurre una mezcla de palabras
que hacen incapaz a cualquiera de resolver el acertijo. Ka toma el vaso de agua
nuevamente, pero este cae al suelo, el cristal se fractura y el líquido se
esparce por todos lados principalmente sobre sus zapatos imitación barata de
cuero, se dibuja un gesto de molestia sobre su rostro y con la mano libre trata
de limpiar un poco el desastre hasta que debe quitar su mano de la cabeza para
levantarse y alejarse de lo acontecido.
El calor toma cada vez más posesión del lugar y su piel comienza a
transpirar, desde su rostro hasta su espalda pequeñas gotas se deslizan y
humedecen su vestimenta. Todo ello no le distrae de seguir en la búsqueda del
significado de la esperanza. No ha limpiado el suelo, posiblemente no lo haga,
quizás el calor logre evaporarla rápidamente, o eso cree el. ¿Lo cree o
mantiene esperanza en ello?
El amor es la gota más dulce de esperanza. Todo comienza a oscurecerse y
Jota Eme toma control de los pensamientos de Ka, un suspiro brota de su pecho y
sale por su boca que dibuja una sonrisa bien definida. Eso es esperanza, eso
es. ¿Lo comprendes? Se pregunta Ka hacia sí mismo tratando de convencerse a el
mismo que es poseedor de las respuestas sobre el tema.
Se recuesta sobre el sillón con una expresión de saber el secreto de la
vida. Lleva sus manos a la nuca y piensa: Heme aquí convencido de que lo
perdido solo me ha hecho mejor ser humano. ¿Cómo? Pues te diré que, reescribiéndome
por partes, así tal cual como si habláramos de un código genético. Al tomar el
vaso con mi mano mantenía la esperanza de poder beber un poco del agua fría y
refrescarme, pero eso no ha ocurrido, al contrario, he perdido el agua y la
esperanza de beber dicha agua pues ha caído al vacío, a un suelo que se lleva
todo anhelo de tenerla en mi boca.
¿Qué ocurre cuando le veo?, quiero abrazarle y mantengo la esperanza de que
me acepte hacerlo. Si no ocurre, muere la esperanza y quizás las ganas de
hacerlo, no, las ganas de hacerlo no, pero mueren las sonrisas que ese hecho
acarrea. Eso es la esperanza.
Ka vuelve su rostro hacia su móvil, ve el número de Jota Eme, he ahí la
esperanza, hela ahí mezclada entre otros muchos de sentimientos dulces, aquella
empalagosa, aquella melosa esperanza. Marca el número y la esperanza se va
levantando entre otros sentimientos para tomar la segunda posición en la cabeza,
mente y cuerpo de Ka. Conforme pasan los segundos la ansiedad escala posiciones
para quizás destronar a la esperanza. Las manos comienzan a sudar, esta vez no
por el calor, su corazón comienza a bombear cada vez más fuerte y su
respiración se agita. Se cae la llamada y la esperanza también.
Ka mueve su cabeza de una manera ladina y se dice a si mismo ¿Ves? La
esperanza es esa agua condensada sobre la superficie del vaso, a punto de caer
y a punto de perderse, pero también es el líquido dentro de dicho vaso. Al
caer, puede haberse apreciado como si se perdiera, pero te das cuenta que solo
la esparciste, aún existe, aun es tangible sobre el suelo y los zapatos. Así es
la esperanza, se riega por los rincones del pensamiento haciéndose más fuerte
cada instante.
Ka, levanta una mano sobre la luz del sol que cae directamente sobre su ojo
derecho cubriendo medio rostro. Y el motivo, el motivo viene de otros
sentimientos, dice en voz alta haciendo que las otras personas detengan su
mirada en él. Viene de ese sentimiento que surge cuando le abrazas y le dices
te quiero, surge de esos besos que no quisieras se terminaran y en especial
surge de saber que le quieres para el resto de tu vida. La esperanza suele parecer
independiente pero la verdad no es más que un sentimiento que se comporta
simbióticamente con otros. Ellos crecen y ella también lo hace.
Suena el móvil, Ka se da cuenta que es Jota Eme, sonríe con enorme
felicidad y claro, con enorme esperanza, se levanta y contesta con un divertido
y bastante común Alóo.
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