viernes, 13 de octubre de 2017

Teatro del lobo y su disfraz de oveja



Entre largas conversaciones con "mi mismo" asi como muchos le llaman, he tenido la oportunidad de, entre risas y enojos esporádicos quedar totalmente atónito hacia situaciones bastantes particulares que me involucran. Solo en mi mente circulan preguntas, asombrado me hago cuestionamientos sobre ¿Como le hace, como le hace para tomar un sentimiento, cambiarlo y hacerlo suyo, tan capaz de manipularle a su antojo y conveniencia?, habré adoptado una posición tan mala en esta historia como para que luzcan tantos adjetivos calificativos a mi persona que sin duda, son tan maravillosos líricamente de leerlos como de decirlos en voz alta.

En las noches mi mente hiperactiva hace alusión a sentimientos brindados en forma de textos en esta representación absurda de una realidad la cual creo fue tergiversada, creo no, así fue. A donde fueron a parar aquellos buenos momentos vividos si no hay ni el más mínimo respeto a la memoria, no la memoria de un personaje muerto, sino un sentimiento, quizás no me refiero a nada tangible pero muerto al fin. No todo lo muerto se pudre, aunque en este caso, si.
Se ha descompuesto en innumerables ocasiones, una más. Una raya mas al tigre, ¿que tanto?. Sea así o de otra manera muchos tigres terminan de tapete. Realmente ya no importa lo ocurrido, solo me sorprende, si así lo prefiere pues puedo ser el malo de la historia, si ha de recurrir a ello es por que no debe tener nada  más interesante que ofrecer, tan pobre ser ha de ser que lo único capaz de ofrecer es una mentira. Una mentira, una historia que tomó prestada pero que jamás será suya.
Para un público variado y bastante concurrido que va y viene cada noche al espectáculo, es bastante agradable oír ese monólogo y sentir una pena quizás sincera, pero olvidan algo, un espectáculo es un show, un rol interpretado y a un hombre por mucho pantalón que use no lo hace hombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario