sábado, 14 de mayo de 2016

Holgorio



Sentado sobre el suelo, levanto mis manos para escribir en la computadora algunas sensaciones que me embargan durante ese momento y sin pensarlo me detengo, no hay explicación solo no puedo, no hay nada que escribir, no hay realmente nada que decir.

¿Qué sería de mi si no pudiera hallar desahogo en las palabras? Cada una de ellas las tomo prestadas del diccionario y con ellas me voy liberando. Con ellas me voy desahogando. ¿Dónde están ahora esas palabras? Si siempre me han acompañado a donde voy, si nunca me han abandonado cuando más las he necesitado. Ahora sentado sobre la computadora, hago el llamado, solicito de su ayuda, pero nada parece ser suficiente para que las palabras puedan aparecer.

Generosa y tierna esperanza que llega en el momento adecuado, indagando sobre lo ocurrido, preguntándose a sí misma si ella debe estar allí. Acumulo de dudas más que respuestas, nada parece irse solucionando, nada tiene la vía sencilla para lograr su cometido. Divertido se ha establecido acá.
Me levanto y escucho unas palabras. “Yo soy”, comprendo el significado, pero no el contexto de por qué han aparecido esas palabras en mi cabeza. Yo soy. Yo soy Kristofer, un humano promedio, de contextura e inteligencia promedio. Aja, ¿y ahora? Qué sirve el significado de quien soy para desahogarme.

Surgen mas palabras en mi cabeza, “Yo ante ti, soy lo que soy” y todo cobra sentido, hasta que notas que realmente nada tiene sentido. Una sensación de comprender algo aun sabiendo que no comprendes nada. En el vaivén de nuestras desgracias, tan pocas son que las alegrías se desbordan. Tan pocos son los rascacielos que la dicha es solo para algunos.


En aquel entonces no comprendía muy bien la sabia respuesta de mi subconsciente. Algunas veces quien más solo está, es quien se encuentra más acompañado. La mente, mi mente, tu mente, la mente que formamos, la que imaginamos, cual es real, cual es falsa, si todas se nos presentan de una forma tan tangible que las confundimos entre ellas, ¿Dónde comienza mi mente y termina la tuya? No hay límites reales entre lo que pensamos y lo que somos. No hay dicha sin tristeza. 



martes, 10 de mayo de 2016

Asi y de otra manera

Dulces melodías invaden la habitación, empalaga bocas y crea cierta expectación sobre que es lo que sucederá de acá en adelante. Nada es tan fácil ni tan difícil como creemos. Algunas veces si las vemos desde afuera, podríamos decir "que tontos somos", asi es, que tontos somos. Las casualidades de la vida no tienen un significado, por eso mismo se llaman casualidades, no le demos a ellas algún sentido de destino. El destino no existe, nunca ha existido, ¿nos creemos tan importantes como para creer que algo o alguien dirige nuestras vidas en hasta el más mínimo detalle? Somos simplemente un grano de arena en el tiempo infinito de la existencia, somos tan insignificantes que seguramente (a la mayoría) nadie recordará en tan solo 1 o 2 siglos.  Muchos pasaremos nuestras vidas sin hacer algo realmente grande, algo importante, algo tan significativo que quedemos registrados en la historia universal.

Si todo va siguiendo ese curso ¿Por que darnos mayor importancia de la que merecemos?. Seamos conscientes de que cada hecho que marca nuestra vida es producto de nuestro juicio y de nuestras decisiones. Vivir, ¿una decisión o un simple hecho que aceptamos asi debe ser?. Y la felicidad, ¿se consigue o se da espontáneamente?  entonces como conseguir vivir felizmente. Soñemos y descubramoslo juntos.

lunes, 9 de mayo de 2016

El Aura



Entre ruidosos callejones de la ciudad, la luz inclemente del sol golpea mis pupilas, mi cuerpo comienza a sudar descontroladamente, mis manos se sienten frías por el contacto del aire con las mínimas gotas de sudor que bajan desde la palma hasta los dedos. Se siente cierto malestar en el abdomen y se lo achacas a una indigestión. Mis manos se vuelven inestables así que me detengo en una esquina, procurando estar lo suficientemente lejos de cualquier objeto punzo cortante, o de un lugar que puedan ocurrir daños materiales. El aire se hace más ligero, sientes que vuelas, sientes como cada dedo se desprende de tu mano y cada mano de tu brazo, así hasta llegar a tu cabeza que la sientes como aplastada sobre el asfalto. 

Y de pronto la percepción se pierde, entras en un estado desahuciado, te preguntas ¿podré algún día lograrlo?. Cada sentido comienza a desvanecerse, todo inicia con el gusto, la saliva se pierde, se reseca la boca, nada es ácido ni amargo, aunque según dicen algunas experiencias se tornan dulces, no es mi caso. La audición es la segunda en desvanecerse, el zumbido en mis oídos se incrementa segundo a segundo hasta que ya no oyes nada, quizás oyes el silencio o el silencio te oye a ti. La paz comienza a invadir mi mente, sin embargo siento levemente los latidos de mi corazón, unos mas fuertes que otros, esa inexplicable sensación de paz y agitación juntas de la mano, ¿quien diría?. Mantengo mis ojos cerrados, bueno, no se si están cerrados, simulo que si y veo una luz, hermosa, amarilla. Muchos dicen que el color no importa, siempre varía de persona a persona, pero jamás varía en la misma persona, le llaman AURA, mi aura es amarilla, trato de sonreír, ¿se hará evidente? No lo creo, ojalá fuera así. Hace tiempo indagué el porqué de la variación de color entre personas, dicen que cada color tiene su significado, el amarillo o dorado dependiendo de gustos, representa a alguien sociable, atento, brillante y bastante crítico. ¿Soy sociable? ¿Seré acaso atento?, Brillante no soy, nadie me lo ha dicho ¿o si?, crítico, soy crítico, -sonrío-. Perdí mis demás sentidos, nunca presto atención, siempre me entretengo en el aura, lo importante, lo intangible y maravilloso del ser humano.

No me siento físico, me siento energía pura, me siento eléctrico, magnético, soy algo más que solo un alma, un aura, siento que soy parte de aquello que llaman Dios, de aquello tan sublime que con solo imaginarlo en esta sensación abstracta me lleva a la paz. Una tranquilidad así, en medio de tanto desastre y tanto dolor no tiene lógica. Si Dios es real, le he visto, le he tocado, Dios me ha dado su fuerza, su valentía. Dios me ha dado su aura. Dios me ha demostrado que en el caos está el silencio y en mi mirada está el. 

La paz decae, los sonidos de gritos y las cornetas de automóviles se escuchan cada vez mas fuertes, la luz comienza a brillar y mis pupilas se contraen, comienzo a tener un sabor amargo metálico en la boca, comienzo a percibir el tacto de otras manos sobre las mías y los olores de orina comienzan a llegar a mi nariz. Mis pulmones toman un gran bocado de aire y caigo nuevamente a la realidad. Solo he conocido a Dios por unos segundos, los segundos mas valiosos de mi vida, mejor dicho, la energía más valiosa de mi vida. 

 Despierto consciente de todo ello y de aquellos junto a mi, quienes preocupados me dicen "estas bien" ya pasó, me levanto, paso mis manos por los labios retirando restos de saliva espumosa y les digo, ya pasó disculpen este mal rato.

jueves, 5 de mayo de 2016

Invierno

Cae la noche y del bolsillo saca un cigarrillo para lograr engañar un poco al cuerpo sobre el duro invierno que cae sobre la ciudad y por supuesto sobre el corazón. Camina hacia un bar en una esquina de la calle y al entrar grita con voz quebradiza ¡Una cerveza por favor!

Saca del bolsillo un billete húmedo y destruido, cancela su pedido y se retira con un caminar desanimado. Pasea por las calles que adornan a una hermosa cuidad turistica llena color y vida. Para ese entonces, no hay vida, ni colores. Se sienta en una plazuela, en la banca con mayor iluminación posible junto a una señorita que tiene un libro llamado "el placer de vivir" en sus manos. Le mira y le parece arrogante, solo leer el titulo del libro le hace pensar que tipo de persona es. 

Ella expresa una sonrisa, el voltea a verla y ve como sus ojos al parecer no han notado de su existencia. El se levanta suavemente quizás para no anunciar su presencia. Camina alejandose del lugar pero girando cada cierto tiempo para ver si ella le seguía con la mirada. De cada vez que giró ninguna fue afirmativa.

Quiere beber, sin dinero solo le quedan los cigarrillos en el bolsillo. Saca uno y está roto, maldita humedad -
dice con cierto enojo y se detiene cerca de un faro de luz en la entrada de la calle Wallet. Levanta su rostro hacia el cielo sintiendo puntos fríos cayendo del cielo sobre sus labios, se anuncia el inicio de una nevada.

Esperanza

¿Una palabra o un sentimiento?, ¿una emoción o un ideal? Ya es la tercera vez en el día en la que el señor Ka se detiene a pensar en ello. Sentado sobre un sillón bastante grande con cojines lo suficientemente acolchados para tener altas expectativas sobre su comodidad Ka lleva una mano hacia su cabeza suavemente para no despeinarse y se recuesta sobre ella, con la otra, levanta un vaso de agua, bebe un poco y sus labios dibujan una sonrisa de placer.

El día es caluroso, hay una falla eléctrica masiva, un blues de nombre “at last” suena de fondo proveniente de un teléfono móvil y el ambiente toma un tono naranja, envejecido, de antaño. La luz toca suavemente la superficie húmeda del vaso de agua y se dibuja la trayectoria de una gota deslizándose a lo largo del mismo cayendo sobre una hoja blanca en el escritorio. Las ventanas y puertas abiertas intentan eliminar interferencias por si una ráfaga de aire decide entrar al lugar, cual invitado de honor.

Los pensamientos corresponden al ambiente presente y se arrojan toneladas de sensaciones por el cuerpo, algunas terriblemente incómodas y otras sumamente agradables. Pensamientos de alegría cruzan esa autopista colapsada de emociones y solo una palabra logra calmar tanto desorden, esperanza. ¿Qué es la esperanza? ¿de dónde proviene? ¿Qué la motiva?

Comienza la lluvia de ideas y tal cual como en el estado climático, las ideas comienzan a caer en un desorden infernal sobre el suelo, sin coordinación. Las frases comienzan a romperse y ocurre una mezcla de palabras que hacen incapaz a cualquiera de resolver el acertijo. Ka toma el vaso de agua nuevamente, pero este cae al suelo, el cristal se fractura y el líquido se esparce por todos lados principalmente sobre sus zapatos imitación barata de cuero, se dibuja un gesto de molestia sobre su rostro y con la mano libre trata de limpiar un poco el desastre hasta que debe quitar su mano de la cabeza para levantarse y alejarse de lo acontecido.

El calor toma cada vez más posesión del lugar y su piel comienza a transpirar, desde su rostro hasta su espalda pequeñas gotas se deslizan y humedecen su vestimenta. Todo ello no le distrae de seguir en la búsqueda del significado de la esperanza. No ha limpiado el suelo, posiblemente no lo haga, quizás el calor logre evaporarla rápidamente, o eso cree el. ¿Lo cree o mantiene esperanza en ello?
El amor es la gota más dulce de esperanza. Todo comienza a oscurecerse y Jota Eme toma control de los pensamientos de Ka, un suspiro brota de su pecho y sale por su boca que dibuja una sonrisa bien definida. Eso es esperanza, eso es. ¿Lo comprendes? Se pregunta Ka hacia sí mismo tratando de convencerse a el mismo que es poseedor de las respuestas sobre el tema.

Se recuesta sobre el sillón con una expresión de saber el secreto de la vida. Lleva sus manos a la nuca y piensa: Heme aquí convencido de que lo perdido solo me ha hecho mejor ser humano. ¿Cómo? Pues te diré que, reescribiéndome por partes, así tal cual como si habláramos de un código genético. Al tomar el vaso con mi mano mantenía la esperanza de poder beber un poco del agua fría y refrescarme, pero eso no ha ocurrido, al contrario, he perdido el agua y la esperanza de beber dicha agua pues ha caído al vacío, a un suelo que se lleva todo anhelo de tenerla en mi boca.
¿Qué ocurre cuando le veo?, quiero abrazarle y mantengo la esperanza de que me acepte hacerlo. Si no ocurre, muere la esperanza y quizás las ganas de hacerlo, no, las ganas de hacerlo no, pero mueren las sonrisas que ese hecho acarrea. Eso es la esperanza.

Ka vuelve su rostro hacia su móvil, ve el número de Jota Eme, he ahí la esperanza, hela ahí mezclada entre otros muchos de sentimientos dulces, aquella empalagosa, aquella melosa esperanza. Marca el número y la esperanza se va levantando entre otros sentimientos para tomar la segunda posición en la cabeza, mente y cuerpo de Ka. Conforme pasan los segundos la ansiedad escala posiciones para quizás destronar a la esperanza. Las manos comienzan a sudar, esta vez no por el calor, su corazón comienza a bombear cada vez más fuerte y su respiración se agita. Se cae la llamada y la esperanza también.

Ka mueve su cabeza de una manera ladina y se dice a si mismo ¿Ves? La esperanza es esa agua condensada sobre la superficie del vaso, a punto de caer y a punto de perderse, pero también es el líquido dentro de dicho vaso. Al caer, puede haberse apreciado como si se perdiera, pero te das cuenta que solo la esparciste, aún existe, aun es tangible sobre el suelo y los zapatos. Así es la esperanza, se riega por los rincones del pensamiento haciéndose más fuerte cada instante.

Ka, levanta una mano sobre la luz del sol que cae directamente sobre su ojo derecho cubriendo medio rostro. Y el motivo, el motivo viene de otros sentimientos, dice en voz alta haciendo que las otras personas detengan su mirada en él. Viene de ese sentimiento que surge cuando le abrazas y le dices te quiero, surge de esos besos que no quisieras se terminaran y en especial surge de saber que le quieres para el resto de tu vida. La esperanza suele parecer independiente pero la verdad no es más que un sentimiento que se comporta simbióticamente con otros. Ellos crecen y ella también lo hace.


Suena el móvil, Ka se da cuenta que es Jota Eme, sonríe con enorme felicidad y claro, con enorme esperanza, se levanta y contesta con un divertido y bastante común Alóo.