martes, 7 de agosto de 2012

Cual es mi pasado



El 5 de Noviembre en los pasillos del área de parto de la Cruz Roja de la ciudad de San Cristóbal cerca de las 7:50 p.m. se escucha a lo lejos el grito del llanto de una nueva vida que mira por primera vez el rostro de una mujer, cuya espera de nueve meses había terminado. Un gordito de uñas moradas y ojos grises con 3,9 KG de peso resultó ser hermano de una pequeña de 6 años quién sería una persona muy importante en su vida, por tanto el segundo hijo de un matrimonio joven de educadores que comenzaban a establecerse. Ese gordito lanzando una sonrisa sobre la cara de aquellas 3 personas (su padre, su madre y su hermana) sintió lo que sería amor por primera vez. En brazos de su madre sale fuerte y sano del instituto de salud antes mencionado sorprendido observando cada detalle de aquel nuevo mundo que le deparaba.
           Los años pasaban, eran una familia feliz, sencilla pero honrada, los padres orgullosos de dos hijos inteligentes, fantásticos y sanos, nunca tuvieron una dicha tal como la de ver a su pequeña cuidar de aquel niño mientras ellos estudiaban en su ámbito, todo para proporcionarles a sus hijos aquellas cosas que ellos nunca tuvieron y para que no pasaran las necesidades que pasaron en sus vidas. El niño creció con amor, en un pequeño apartamento de un área residencial. Gracias a su familia, incluyendo abuelos, tíos(as) y padrinos nunca le faltó cariño ni cosas materiales.
           Generalmente los dos pequeños eran cuidados por la abuela paterna, (debido a que era la más cercana) mientras sus padres iban a estudiar en un pueblo llamado Rubio. La jovencita de nombre Laura y de 13 años de edad en esos momentos, amó y protegió a ese niño durante su infancia y por los siguientes 3 años hasta que a los 16 se dirigiera a Maracaibo a realizar sus estudios universitarios. Tantos dolores de cabeza sufrió la chica por ataques del niño, como en su graduación de pre-escolar donde no quería graduarse y al subir a recibir el diploma no quería bajarse.
           El niño continuó luego sus estudios en el instituto de educación básica más grande de su pueblo, allí nunca le faltó un amigo o una amistad, conoció gente fantástica que para la fecha aún recuerda y frecuenta, en esta etapa comenzó a practicar béisbol, karate, Inglés y comenzó sus estudios musicales en la Orquesta Sinfónica Infantil del Táchira Núcleo San Juan de Colón tocando Viola. En su último año de básica su madre sufrió un ataque de una enfermedad grave, por atención médica apropiada superó el ataque pero era una enfermedad con efectos secundarios y por tanto la madre no quedó igual, noche tras noche el niño oía el dolor de aquella mujer que lloraba silenciosamente, evitando ser escuchada; el niño se acercaba sin saber qué hacer, le hablaba y ella daba excusas, las cuales ahora el joven sabe que son mentiras.
           La familia mientras iba prosperando a pesar de las dificultades se mudo a una casa cerca del liceo al cual pronto entraría a estudiar el niño. En esos años conoció muchas personas maravillosas que le enseñaron a ser libre, feliz, responsable y luchador, son personas que nunca olvidará y mantendrá siempre en su corazón. Durante estos años supo realmente su orientación sexual, se definió y aceptó tal y como es y siempre ha sido. 

Poco después, su madre sufrió otros episodios de la enfermedad. Tras eso, los padres dejan de estudiar sus postgrados y ambos continuaron su vida hogareña y de trabajo diario. Años después el joven deja la viola, también decide luego estudiar odontología, continuó sus estudios de Inglés. Actualmente está ya por graduarse de odontología y le encanta escribir, ha sido su sueño llegar a escribir un texto maravilloso, pero no para la literatura, sino que sueña con verlo un día en sus manos y decir, esto me representa.


Este es mi pasado, al que recuerdo cada noche, cada día y lo que me hace ser, lo que soy ahora. Nunca importará la piel que me ponga, siempre y cuando mantenga mi pasado intacto, para descubrir nuevas cosas y amar lo que pueda amar.